domingo, 29 de noviembre de 2009

martes, 17 de noviembre de 2009

"Critiquen, opinen, insulten perras!" dijo PKD desde la profundidad de su mente anulada



Estoy más feliz que cuando le viene la regla a tu flaca.
Su carita de placer en la mesa del bar antes de cerrar viendo que nadie nos esté viendo.

Una palpitación, un sonido de ventanas agitadas por el viento o el silbido triste de un ventarrón entre dos hojas de vidrio o a través de una ranura rota una tarde gris. Qué el internet y los diez mil millones de cerebros se vayan a la mierda a cosechar habas, a pasear en el bosque, a chatear por el msn. Fumo un pucho, la chica que conocí el lunes me dice que hace daño. El escozor de la picadura de una pulga un martes, un marcador encontrado entre las páginas de las ficciones de Borges, se pueden ir de vuelta a casa y dejarme solo, pero tráiganme a mi chica sin ropa que le quiero embutir toda mi enciclopedia por el culo hasta hacerla llorar y darle y lamerle el clítoris y seguirla remojando toda dura adentro de ella hasta que me vuelva a decir que pensó que casi se moría de un paro cardiaco y dormir, morir sin siquiera pensar en todas las horribles y angelicales cosas que le haré mañana cuando vuelva a nacer abrazado a su cintura. Sigue lloviendo, bueno garuando qué más da. Es Lima.

Dice Ciorán desprevenido que el amor a una mujer es incompatible con el amor a Dios, que ellas, sus rojas compuertas ascensionales son entradas a la cima del cielo, a un lugar más allá de la perfección. La multiplicación de infinitos podría haber sido inevitable en los tiempos anteriores a la aséptica profilaxis moderna y con ello la progresión aritmética del sufrimiento, ja, de vivir. El sexo hoy es una gorda que les pregunta a sus panelistas cuánto disfrutan del sexo anal, que dice pareja en lugar de Montaner, como caritativos explosivos sobre celestes atolones y televidentes drogados dejando pasar las horas en estado de semiconciencia zombie hasta el café y saludar al jefe una mañana cualquiera. No hay nada más bonito que una mañana de domingo sin importar qué mierda te hayas podido meter la noche del sábado, pero eso es un leit motif del rock.

Soy un anciano y tengo derecho a sentarme en la banca que me dé la gana y a comer helado no importa de qué sabor y a declamarle honrosas poesías al viento inspirado por las piernas de cuanta señorita pueda ver e imaginar entre las sombras en las que estoy sumido. Soy libre, antojadizo y punk porque desde siempre he estado más cerca a la muerta que cualquiera de ustedes, mi caminar cansado y descalzo, a pesar de enmudecer los caminos bizantinos que me condujeron hasta aquí, de lo único que hablan es del olvido, del soberbio olvido de todo, esa enorme espalda que se va, del Dios en el que me he enterrado vivo y de ti.



Si Ciorán hubiese leído los cómics de la Marvel o aunque solo fuesen los orígenes y la saga de Galactus, el devorador de mundos en una media hora de éxtasis, todos queremos tener una experiencia real, intensa que ponga en jaque al resto de seres sintientes y pensantes para que den una chekada asesina de al menos dos minutos y la voz que no sabes de donde viene y se reproduce en tu garganta rebote en todos ellos como una pelotita de pingpong que se multiplica de colores distintos con cada bote alegre que da mientras sigues caminando o corriendo como Lola o surfeando como el deslizador plateado o manejando como Meteoro o caminando como Jhonny Walker, pero en un movimiento que nada puede detener y sigues en la lucha por encontrar ese sentimiento intenso que te lleve al borde de la muerte, pendiendo del hilo al filo de esa navaja aburrida, pero enfrentar la realidad de cada instante es abrumador pues todo lo aburrido es igual de intenso que ese encontrón con la virtual realidad de realidades que se niegan y se abrazan en paradójica y absurda confusión efusiva, como una fiesta de sensaciones en las que alegrías, penas y tedios, angustias y euforias bailan unos con otras y crean mestizajes enfermos y nauseabundos que uno, sí ese uno que es uno pero es nadie en realidad porque es la generalización de todos esos unos que individualmente son asquerosamente tan raros y únicos que nada se puede decir de ellos, uno termina vomitando de placer frente a tal abigarramiento de información inexpresable. Claro, dan ganas de sentarme frente a un teclado y comenzar a redactar un informe para la interzona, pero ya ni siquiera queda tiempo para esa mierda. Media hora de éxtasis, aunque sea media hora, avizorando a Dios o al Aleph que sea, proyectando las historias de los antiguos universos, entre otras cosas maravillosas realmente sí, muy maravillosas visiones, una lanza clavada en el desierto y banquetes en el cielo que se repiten cada millón de años, pensamientos y sentimientos multimedia (ni hablar de la cocina de mi país, el paraíso de todo sensualista poeta sinestésico iqueño) a los que todo advenedizo y tontuelo chiquillo contemporáneo tiene acceso. Oh Dios, ¿dónde estoy? Ayer el tiempo solo me alcanzó para desayunar y ya era otra vez de noche y no recuerdo cuándo fue la última vez que estuve dormido, pero nuevamente tengo hambre y por favor que haya algo que comer en el refrigerador y también que exista un mundo con árboles o yo qué sé científicos que saquen oxígeno de sus máquinas y las cosas que necesito para seguir existiendo, y que en la tienda sigan vendiendo puchos, que quiero seguir viviendo a mi estilo que si no para qué.

Las ganas de humillarse por desprecio a los demás, de hacer el papel de víctima o de monstruo o de bruto… perdido en el fondo del mar entre tiburones y cachalotes. Luego el nacimiento del sol hace que aparezcan guías, mojones alados, bellos ancestros, dodos extintos titilando en una ventana de LCD, una voz de madre que nos habla del futuro en medio de semáforos de aeropuertos intrauterinos: detente-avanza, un Dios refulgente y despiadado frente al cual se arrodillan millones de árabes muertos por la tarde, como a la espada del espejo o a una estatua búdica del ser tirado ahí sin hacer nada, nada hacer, haciendo chino, chinazo, nada ni gobernar ni nada ni sufrir ¿está viviendo? Es acaso Buda un Dios con autoridad para decirme cuál es mi destino o qué debo hacer en este océano de tiempos, de esferas, de sangres, de árboles tradicionales y serpientes plumíferas sedientas y flamígeras, colores y drogas, música y nuevamente perdido en las últimas décadas del siglo veinte, donde cada canción pop es un grano de arena anhelando ser subida a la red así como las piedras del fondo desean que se seque el mar para finalmente sentir la superficie, tomar contacto con el oxígeno y comenzar a oxidarse como cabellera roja ardiendo en una calle, llamando la atención del ser humano liberado de opresión, pero no de su propio hambre.

No soy talentoso, soy talentado porque no nací con talento, lo obtuve de la calentura, de las ganas de tirarme a mi flaca cada día, de despertar y cada noche, esperando al sueño tardón, oírla gemir en cada rato libre que tengo. Soy un talentado y sigue el tren…

Siempre había saludado con un “buenas” a los padres de mis amigos cuando voy a sus casas. Siempre lo había hecho hasta que conocí a la Kwin, es decir a la mamá de Javicho. La misma que una vez botó a todos los garbage de su casa con un revolver en la mano por encontrarlos, casi una decena de adolescentes apestosos, haciendo una malakatonche en su sala, sofá patas arriba, sillas tirada en el suelo, la mesa arrimada a la pared y cuidado mierda, que van a romper el televisor.
–Señora, buenas.
–¿Buenas qué? ¿Buenas noches, buenas tardes, buenas días, qué?

Si me equivoco corrígeme o al menos hazme ver mi error, Señor. Señálame con tu dedo y hazme sentir amado. Di mi nombre Señor y envíame a donde tú quieras e iré en silencio y complacido.

Stan Lee, Jack Kirby, Alan Moore, Warren Ellis, mis caricaturistas favoritos se nutrieron de olvidadas mitologías, fracasadas hipótesis científicas y truncos proyectos político-militares para construir sus maravillosas narraciones, sin embargo el aliento con que las tejieron, que viajó por el gusano espiritual de su propia conciencia, el fractal sencillo que surge cuando un espejo es colocado frente a otro, cuando la máscara ya solo llora o ríe en el suelo hecha pedazos; es la cosa inmutable que perdura, una tradición que atraviesa todas las esferas, nace, gatea, camina, corre, vuela y muere con cada conquistador, cada navegante y ser perdido en continentes ajenos, donde no les toca ni tienen voz ni nadie que los entienda. Los exploradores en los límites de la incomprensión, el ángel salvaje que cayó una mañana, el asesino drogado violado en la cárcel, la mónada encarnada en una familia en la sociedad humana o en cualquier otra esfera en estado de descomposición. El amor perdura, es lo único que mantiene con vida a las esferas. El amor, así sea un cómic que te hable de amor, volverá y volverá y volverá hasta salvarnos a todos, amor como darlo todo por lo que amas, sentirte protegido por aquello que amas. La esfera resplandece de amor como el sol, la esfera que soy con mi amigo imaginario, la esfera que somos con mamá y papá, la esfera que soy con mi flaca, la esfera que somos en un salón de clases, la esfera que somos todos los que leemos comix y jugamos calabozos y dragones, la esfera social, la esfera del estúpido partido político de mierda que no sirve para nada y no debería existir, la esfera nacional desarmada, la esfera global en un tonazo sin final, máquinas sembrando y cosechando mientras los humanos se divierten en las azoteas de Manhattan, la esfera heterocósmica, full of love.

La hora de la dulce y cruel verdad, el momento alfa y omega en que somos observados, juzgados y condenados por los eternos a través de sus pantallas de la misma forma como desde la protohistoria la gente se sienta en su casa en la tranquilidad de los domingos a mirar televisión y tener poderosas, mágicas visiones de lo desconocido y sus mil nombres un poco como hacía Lovecraft cuando niño a través de sus cientos de canales, pero que es inconscientemente deseado a través de todas las dimensiones de la existencia: la gran hora del mambo, mamboleo placentero y las multieyaculaciones orgásmicas jadeantes ardiendo como cueros curtidos arrojados al fuego.

Power Rangers de la India deteniendo la legendaria batalla entre kurus y pandavas patrocinados por Nike.

Me he acostumbrado a no sentir, a no pensar. Sólo a dejarme llevar por los llamados del viento, sus arrolladores aullidos, almibarados arrullos a la vera de sus refrescantes arroyos, donde suicido al licántropo y me esfumo en el vaho abandonado por tu cuerpo tibio, oportuno.



Humo inocente, genio cautivo, mareas azules, aspirinas flotantes, urban style, rapero elegante. Hoy leerás a uno de esos poetas nuevos que nadie lee, porque todavía nadie ha dicho nada bueno de ellos, bueno porque nadie ha dicho nada de ellos y serás el primero en decir si te gustó su musicalidad, la elocuencia de sus ideas, la magnitud de su voluntad manifiesta o la inefable serendipia provocada por sus perversos deseos latentes. Al despertar, cuando frente a tus ojos ya no tengas estos párpados pesados sino esa cualquier otra cosa de siempre, te habrás olvidado todo esto. Ve y busca a tu poeta nuevo.

Oe, vete pes oe milf y llévate a tu dilf para que pueda seguir leyendo que están haciendo que se me pare. Libertad, ¿sí, pero para qué?

El día que se conocieron, PKD acababa de ejecutar una vendeta, que había planeado en un largo año de estreñimiento. Con la maestría genial que solo la inexperiencia le podía dar.

A veces la lectura de Joyce resulta tan incómoda que la tengo que alternar con algo de Monterroso, para saber que la vanguardia se estuvo yendo desde siempre por otro camino. Que definir a estos hombres es simple: alguien haciendo algo distinto. En ello radica su masificada vulgarización. Cada horrible muriéndose como hoja de árbol en otoño.

Todo lo que espero de la vida es que se acabe lo más pronto posible y que me deje en paz.

Todo ya está programado, ya está escrito. Deja de escribir, ríndete.

De lo que debería encargarse el gobierno si en un mundo adecuado hubiese uno, es que sus ciudadanos, sus habitantes pudiesen crear e investigar según sus propios intereses, proporcionar los canales para que la inspiración fuese un flujo permanente sin ramajes entramados y asmáticos donde ésta se trabe en su viaje, iluminando universos maravillosos ahí donde todavía nadie ha visto y cada quien debería dedicarse por completo en un estado abastecido a ese fin: explorar el todavía virgen campo inconmensurable y desconocido del inconsciente y de todo lo que todavía no se ha pensado ni siquiera que se podía pensar y todas sus posibles permutaciones grinder.

This Old World - OLA PODRIDA from Zellner Bros. on Vimeo.

domingo, 15 de noviembre de 2009

Plagiar es besar a tus ídolos

Como cuando sea grande seré Wayne Coyne, haré un cover de Cat Stevens y le pondré otra letra y otro taetulo.



Dejen en paz a los viejos borracherosos juliusianos que escriben wevadas, liberen a Chumpi!

Y para la gente que me pregunta: oi, cha es yo la tengo, ah?

Nada, son solo un par de gorditos y un cara de mongolo que hacen pavilian rock y los amo.

miércoles, 4 de noviembre de 2009



Cuando los esquizocínicos entraron al cuarto del hotel donde el PV fue visto por última vez paseando su enorme cabeza de noche esférica bajo el mar, encontraron entre el catre y el colchón un papel manchado de semen, atravesado por una aguja que todavía contenía gotas azules del secreto gel Blubber en la punta:

"Cómo volver a tener pulmones y escapar del Karakórum

Sale a las pistas a oler un poco de miedo mientras caga y deja una estela de mierda ardiendo a caucho detrás suyo. Si pudiese explotar y comerse nuevamente sus vísceras para luego vomitarlas y hacerlo como un Vaisnava creador interminable de universos aspirados y exhalados con su respiración angustiada y enferma, lo haría sin réplicas; casi como un empleado burocrático sin mesa ni silla donde sentarse que tiene que pedir prestada una computadora que daría lo que sea por reventar en la cabeza de su jefa después de arrancarle a mordiscos furiosos por lo menos un par de dientes frontales con un puntapié y un amable “buenas días”.

Cagar, dejar la mierda atrás y el viento, vivito y coleando hermano de la luna, arrancando los cabellos mientras cabalgan, gemidos al amanecer de la era atómica que solamente destruyeron Nagashima e Hirosaki un par de cientos de millones de ponjas hablando al mismo tiempo en mi cerebro que se dio cuenta que la sabiduría está debajo del guijarro que pateé el día que me echaron por primera vez de la chamba y quise comprar armas, unos cuantos cientos de miles de muertos y el desgarro, corte y sangre ayayay. Anestesiada insensibilidad total del brontosaurio no contento con su cuello tirado en el suelo de cuarto, la mochila y la cosa rota adentro tirados en cualquier parte como una bolsa de suero, de papas fritas de hotel y huesos. Puta madre, cortes en el grano y sangre en el espejo, pus corriendo como un río de maquillaje intravenoso. Espejo rotos en el suelo. Un par de ojo, multiplicados en fragmento. Me hice mil, luego nadie, luego uno y luego medio, cuarto, décimo, milanésima atómica en la nube rosa, que soy flotando entre el otros cuerpos en deriva que soy.



De bronce, ¿no? Está armada en su defensa, bastión impenetrable, pero blando y porosita. Dulce placer manjarioso de la lengua que la busca bífida, ardiente del deseo que lo mantiene aterido e insecto prehistórico a la vida, esa mierda nutricia, caldo de cultivo de locuras. Volcán erupción de. Abre los ojos, puta madre se me va el efecto (poco a poco vuelva la sensación de ser como Automatic Kafka), qué dure un poco más. Que venga y abra la puerta y me vuelva a decir sí quiere estar conmigo, que quiere pasar la noche acá, qué tengo frío en los pies y todo es tan simple, tan complicado. Es tonto sentirme así. No me quiere ver. Ya fue, hay mil esturnios globulares dónde distraer mi pirámide pútrida y babeante. La geometría, quiero comer cerebros y escupirlos. Nada puede detenerme en esta búsqueda de la belleza para aniquilarla. Dejar el mundo vacío, como ella me dejó a mí, agitando las estrellas haciéndolas sonar como un palo de lluvia, volando lejos y roja. Luz de moto de Tetsuo en Akira de Katsuhiro Otomo. Ella queda como estela, luz que no se apaga y deja la mancha, polvo de carbono asesino detrás del avión en que se fue su nave bella, blanda, rica. ¿Total, me vas a matar o no? Me llegas al pincho, no me vas a buscar, no me vas a sacar de acá, no me vas a llevar al cielo nor infernum, nor nothing? Amor, he estado leyendo comics y pensando en ti. En la tele todavía sigue la propaganda de Coggorno y la liberación de las masas pollas. Masas de pollas buscando las pollas y frotarse unas dentro de otras y luego la inseminación artificial y la impotencia sangrienta, ahora una de Kotex y la aguja que suelta el chorro azul de mierda que desearía tener una tarde clavada en el brazo y ver mi sangre convertirse en gel de blubber que un mocoso se eche en el pelo para seducir a una putita de mierda del montón. Soy inmortal, soy la última cagada en la evolución físico-matemática del espíritu humano y estoy viendo tele, déjenme en paz. Estoy cuadrado geométricamente en el punto de no retorno de un viaje pendejo a través de mi propia mente bailando demente en el salón de espejos locos con Burroughs hablando acerca del olor a calzoncillos rancios. Y ella dónde se estará dejando manosear y qué máquina estará utilizando para ello. Comprar un arma o sacarla de esas máquinas con luces y música 8bit con una de esas garras que tienes que dejar caer apretando un botón y moviendo una palanca enferma, pagar a una máquina asesina para que lo haga, convertirme en una máquina suicida para despertar en un planeta sanitario al lado de mamá palmera y papá elefante y una pipa inventada por Magritte que no sé qué cosa es.



Me gusta el pique que te metes para cruzar la pista. Estirarme como una serpiente que se muere por morder una pierna envuelta en sexuales harapos rotos, colmillos que se estiran venosos centímetros sedicientes, muertos de hambre y desesperación por esa carne inocente y fresca colgando del techo, goteando el jugo hemoplasmático, el hierro, el oxígeno rojo, tú sabes, esas cosas. Las comas, como me llegan al pincho. The same hunger, just changing its bare skin. Sedicientes, sedientos, locos estamos, amour fou.

Somos dualidad cósmica; su voluntad, el divino capricho de un ave de fuego que entra y sale de mi mundo cuando quiere como un salvavidas salvaje que no me saca de las profundidades del mar, pero que me alimenta cada cierto tiempo con oxígeno a besos, que desaparece dejándome solo para que vea lo horrible que soy y piense en los motivos por los que se fue, por los que se va aunque siga ahí, una y otra vez. No querrá salir herida, no querrá que la cautive, la atrape, la aprese; sino solo que la busque demente por el tiempo y el espacio en la enredadera verde que cuelga bajo las ventanas de las señoritas en espera de oscuras golondrinas y crestas colgadas como testículos rasurados de sus bocas babeantes y que sueñe despierto con sus plumas de colores de serpiente de río de selva de frondosidad, ricura. Mujer serpiente que inflama mi deseo y hace feliz de estar con vida para poder volver a encontrarla. Volver a verla es lo único que quiero hacer desde que me despierto y lo demás no lo recuerdo, acá venía la parte del Dr. Sleepless. Bueno es todo lo que hago por estar a su lado todo el tiempo, todo lo demás es mi personal Satan. Aunque me duela saber que sus alas partirán as angels should, que la gente se despide antes de desaparecer, es una mierda. Como la metástasis, luego la morfina, luego no más morfina que no quiero morir loca y no poderle decir “adiós, te voy a extrañar”, puta madre. Una felicidad interminable. Piso un buzón de esos que hay frente a cada casa y a veces agrupados en la vereda por donde paso para hacerlas sonar como matraca con la bicicleta y hacer que a la señora se le caiga la bolsa del pan o que a la empleada del hogar se le salga la sayonara. Un motor se enciende, todo está oscuro, me exalto lleno de paranoia.

Tenía fiebre,
volaba en llamas que escupían fuego cuando estaban vivas.



Y jamás sabré dónde se pierde ni qué maravillas prefiere antes que quedarse conmigo. Llega y canta una mañana para que el mañana pueda existir. Llega y canta mi nombre para darme cuenta que soy real y que lato y eso, amor, tú sabes. No importa cuánto me hayan querido convencer de lo contrario, canta mi nombre con sus mil voces polimorfas y deimoformes tan hermosas y aterradoras y yo por un instante me siento heroico, a punto de ser joven, sábado y ebrio en oruga de primavera, capaz de lo que sea porque sus ojos me han vuelto a recordar y pienso que así ha sido siempre y seguirá siendo toda la eternidad. La veo y no siento miedo, sino placer,

Los calaveras ya estamos muertos flotando en los océanos de incorpóreos y sus tentáculos, qué más da. Los grandes invisibles me la pueden chupar toda con su único ojo, ¿qué hicieron por mí? El aburrido mundo plano se volvió esférico, aparecí en sitios donde siempre hube estado, ¿y? El dinero, el hambre me tienen dominado; amor, no quisiera salir de la cama lo juro ni siquiera para bajar a la fiesta mucho menos para drogarme entre los ochocientos mil cuatrocientos rostros grises y en espera de trabajo, de mundo, de noticias y de salvación que me desgarran. Automatic Kafka es otra cosa, él solo quiere saber qué es ser humano, es como tú; yo quiero otra cosa, cualquier otra cosa. Everything is ok.

y si tuviese algún miedo ese sería el de estarme engañando y que ella algún día se fuese sin volver, si no lo ha hecho ya, incluso ahora mientras la veo con la lengua y penetro, pero ella ha vuelto y nos tomamos un té y no puedo dejar de querer morderle el pico y perderme entre sus plumas rojas como infinitas pulgas que la muerden para succionarle la leche y quedarme a sus pies mirando su vagina mojada mientras me masturbo y ella fuma un cigarro y hablamos de lo rápido que transcurren los domingos y todas las palabras de amor balbuceadas bajo el agua de la tina se hacen una, mil milanésimas de segundo multiplicadas por dos."

CRC le devuelve a su hermano la misma mirada de pozo de piedra negra en el desierto, “hemos llegado demasiado tarde”. Tendremos que llevarle este papel a KWD3. Él sabrá dónde podremos encontrar a PV y saber la verdad: quién le dictó este manual de instrucciones y desde dónde.