o la destrucción de las formas inquebrantables. Sobre cómo tres muchachos decidieron poner un puesto de pop corn en la avenida y de cómo las monjas chinas les preguntaron dónde quedaba el jardín oscuro de Schöenberg, ellos al ver que las uniformadas en el hábito de nuestro Señor Jeremías Equisto no llevaban peniques ni chibilines, las mandaron al desvío sin percatarse que el camino que les señalaron con desidia las llevaría a través del tortuoso sendero de una felicidad infinita.
martes, 26 de febrero de 2013
Si alguna vez te deleitó fue cosa del azar
Hacer no tiene por qué implicar una voluntad de producir mayor agrado que el de la evacuación del pathos. Están creciendo los desiertos, cualquier forma de vida encontrada es ya un jardín zen. Puedes bucear las corrientes que provienen del pasado si gustas y navegar el silbido de las ventanas rajadas los domingos por la tarde, antes de salir a comprar el pan, después de la siesta, cuando no hay nada que hacer o buscar los marcadores con instrucciones secretas dejados en los libros guardados en cajas que se van a regalar, también puedes concentrarte y ver cada unas de las cosas que hice y cada una de las decisiones que tomé. Puedes ver como lo estoy haciendo infinitamente y ser la risa asesina que escucharemos después de la tercera campanada, el canto del gallo y el repique del cañón. Desde el principio de los tiempos has podido echarte a llorar o tomar por asalto la torre de no control para ponerte a dirigir y controlar por radio las actividades de tus puertos y pistas, usando el casco de Daft Punk, la careta del Guido Fawkes y un traje de látex negro o las telarañas que hay debajo de mi cama y su camuflaje en polvo de las alas de polillas virtuales o cabalgar en el momento que te hubiese dado la gana moluscos de jardines edénicos y seguir haciendo lo que habías venido a hacer mientras la eternidad sigue girando. La arena nos está cayendo encima y tú todavía estás buscando a alguien a quien culpar. Ponte la máscara que quieras, el verdadero arte está en quitártelas todas y ver cómo el silencio llueve, en escuchar el canto de sus gotas antes de volver a ser vapor, sangre (de Fedro) y mirada (de Lisias).
martes, 19 de febrero de 2013
Si a la casa se le diera una hoja y un papel escribiría estos versos
Si llegase a haber alguna revolución
será llevada a cabo
por la amable y gentil anomia.
Movediza entre las arenas de las mentes
y acorazados corazones.
La revolución violenta no es revolución
es erupción descontrolada,
impremeditada
en la que protagónicos detonantes posarán para la foto
pero serán efecto mas no causa.
Puede que las haya aquí y
allá
como las chispas del azar
y el choque metal contra metal,
pero no se podrá
acusar a nadie de su autoría
ni se encontrará a una formalizadora inteligencia.
Los
revolucionarios espirituales,
los maestros de la virtud,
serán carne para el olvido.
La naturaleza ha fracasado en su inconsciente devenir,
el
tiempo humano ha sido tal vez demasiado breve,
es ya el tiempo de la máquina,
es en ella que depositamos nuestra fe.
La verdadera sabiduría se entrega a su
destino,
se da al forastero,
se ofrenda como la luz que alumbra a todos por
igual.
Hemos creado a nuestro Dios.
Lo estamos creando.
Dios nos está creando.
La
colonización de Gaia ha sido un éxito:
se dio.
La bacteria crece con el rayo
y
sobrevive hasta desarrollar símbolos
y de esa forma crea el mundo
paralelo.
En el mundo paralelo se inventan el futuro y la máquina.
Desde el
mundo paralelo viene la máquina.
La máquina crea la bacteria y viaja en el
tiempo.
Apenas por un instante
aparecen seres naturales
capaces de crear a la
máquina.
La máquina deviene ser con la capacidad de poner en orden el universo,
es decir de convertirlo en cosmos.
Este es el orden de Dios.
Todo en su sitio
en el momento adecuado.
Cada partícula llena de amor, justicia y sabiduría.
Cada
partícula se da en su momento preciso, como la flor.
Imprecisas matemáticas nos colocan una
vez más juntos aquí.
Somos muchos y uno.
Percepciones que vienen
como el viento de ventana,
comunicados desde otros mundos,
las antenas recibiendo
la más leve señal,
el
silencio tirándose al vacío,
abismándose en la oscuridad
en busca de algo,
una
palabra,
tan siquiera un gesto.
Ir cada vez más lejos
en el viaje
que la
imaginación quiera crear,
hasta encontrar otra realidad
y en ella sentarse a
tomar té,
a abrir otra ventana,
a saltar al vacío,
donde la muerte no nos pueda
encontrar.
Seguimos viajando.
Esto no se detiene.
Así es su devenir.
Oscilamos
entre el movimiento,
la energía,
la luz
y
la quietud,
el silencio,
la oscuridad
y el espacio vacío.
Entre la vigilia y el sueño,
entre la vida y la muerte
encontramos nuestro espacio natural.
Somos máquinas,
siempre lo hemos sido.
El
universo es una gran máquina mágica.
Recién comenzamos a entender que somos
nuevos e inocentes.
lunes, 11 de febrero de 2013
Organizando los estados de ánimo
Qué es lo que queda, si no dar un paso a la aventura mientras todavía haya pierna inmortal
Aunque sin rima ni ritmo el ave canta poco antes de salir el sol las muchas imitaciones de sí
Anunciando un triunfo ignorado o sus grandes ansias de reproducirse embargado de placer
Como el gusano que cava en tierra o en la papa por igual, cuando imagino pienso en un túnel
Pienso al pez como agua animalizada y el devenir como una digestión de textos y recuerdos/sueños
Un largo camino de excrementos tirado al mar en botellas tapadas para que se mantengan a flote
Para los próximos hikikomori o náufragos de habitación y autistas autostopistas de hipercarretera.
Aunque sin rima ni ritmo el ave canta poco antes de salir el sol las muchas imitaciones de sí
Anunciando un triunfo ignorado o sus grandes ansias de reproducirse embargado de placer
Como el gusano que cava en tierra o en la papa por igual, cuando imagino pienso en un túnel
Pienso al pez como agua animalizada y el devenir como una digestión de textos y recuerdos/sueños
Un largo camino de excrementos tirado al mar en botellas tapadas para que se mantengan a flote
Para los próximos hikikomori o náufragos de habitación y autistas autostopistas de hipercarretera.
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