o la destrucción de las formas inquebrantables. Sobre cómo tres muchachos decidieron poner un puesto de pop corn en la avenida y de cómo las monjas chinas les preguntaron dónde quedaba el jardín oscuro de Schöenberg, ellos al ver que las uniformadas en el hábito de nuestro Señor Jeremías Equisto no llevaban peniques ni chibilines, las mandaron al desvío sin percatarse que el camino que les señalaron con desidia las llevaría a través del tortuoso sendero de una felicidad infinita.
lunes, 1 de diciembre de 2008
PETP 4 (la saga de los brothers cósmicos)
¿Hasta cuándo estaré triste?
Hasta que se hayan acabado las guerras libradas en cada cerebro. Hasta que todos sean uno que pueda sonreír el tiempo que le dé la gana y flotar en todas las piscinas tomando una taza de té.
¿Cuándo se podrá filosofar con alegría?
Cuando la palabra sea solo eso que mueve las hojas de las palmas y lleva de ida y vuelta el mar hasta tus pies. Cuando en cada esquina haya una fiesta y otra más al cerrar los ojos hasta el día siguiente, en el planeta siguiente.
Hasta ese día, el de la disolución final, que bien podría ser hoy, no se podrán escribir nada más que tristes tratados filosóficos como este.
Nietzsche, Heidegger, Derrida, Vattimo, Lyotard, etc. solo sirven si uno puede ser feliz ahora, hoy. Mientras Lima siga llena de humo se seguirá filosofando a martillazos.
Sigue el tema: el chino Hamann
Vista Panorámica - Viajeros
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3 comentarios:
.
no sé si creer en la llegada de aquel momento que hará que uno deje de estar triste sin que algo terriblemente hermoso se avalance sobre el mundo y se dedique a romper espejos...
o bueno, que vengan unos duendes con esponjas y agua y lo hagan todo más agradable.
por cierto, es la cagada la pela el duende maldito.
se parece a yamato
Yamato no se pondría un sombrero morado.
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