o la destrucción de las formas inquebrantables. Sobre cómo tres muchachos decidieron poner un puesto de pop corn en la avenida y de cómo las monjas chinas les preguntaron dónde quedaba el jardín oscuro de Schöenberg, ellos al ver que las uniformadas en el hábito de nuestro Señor Jeremías Equisto no llevaban peniques ni chibilines, las mandaron al desvío sin percatarse que el camino que les señalaron con desidia las llevaría a través del tortuoso sendero de una felicidad infinita.
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
1 comentario:
Waaaa! yo encontré un libro de gaviota en una de esas ferias del libro en la universidad donde hay más comida que libros y en la tapa decía: el libro perfecto para el lector perfecto (o algo así). Esa tía es un locón.
Publicar un comentario