o la destrucción de las formas inquebrantables. Sobre cómo tres muchachos decidieron poner un puesto de pop corn en la avenida y de cómo las monjas chinas les preguntaron dónde quedaba el jardín oscuro de Schöenberg, ellos al ver que las uniformadas en el hábito de nuestro Señor Jeremías Equisto no llevaban peniques ni chibilines, las mandaron al desvío sin percatarse que el camino que les señalaron con desidia las llevaría a través del tortuoso sendero de una felicidad infinita.
2 comentarios:
Interesante blog, prometo estarme dando mis vueltas por acá.
Saludos Enfermos.
Puta, que asco tu blog, won.
Por qué mejor no te matas tú, que no llegas a homínido, oye desubicado.
(Por cierto, creo que ya te abandonó tu kami?...jajajaja. Ojalá carajo, a ver si te suicidas)
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