miércoles, 28 de marzo de 2007

Sígueme olvidando

Perdido en un laberinto.
Las placas con los nombres de las calles han desaparecido en todos los caminos.
Mirar a cualquier sitio es como mirar a cualquier sitio.
La gente habla y yo no entiendo.
Todos los días son el mismo día.
Despierto sin querer despertar.
Me duele el estómago hasta que almuerzo.
Me echo a dormir.
Salgo a clases, los audífonos me protegen del mundo.
Vuelvo a casa.
Leo y me encierro en libros hasta volver a dormir.

Me está olvidando.

Estoy perdido, como una historia inconclusa, cuyo autor está olvidando.
Sígueme olvidando, quiero saber hasta dónde puedo llegar en el vacío.

Pronto, nunca habré existido.

viernes, 16 de marzo de 2007

¿Para eso vas al gimnasio?

La gente prepara sus cuerpos en gimnasios, en parques y otros centros de entrenamiento físico y mental porque saben que pronto comenzará el ataque. Cuidan sus cuerpos como los técnicos de artillería limpian y mantienen bien cuidados los arsenales de aniquilamiento. El fantasma de la guerra merodea las ciudades modernas. Los tigres rondan sigilosos como sombras en sus jaulas, haciendo el seductor baile de la muerte frente a los niños. Saben que pronto la prisión se va a abrir y saldrán luego de miles de años con las fauces y las garras como sierras eléctricas queriendo destrozar toda manifestación de carne que se les ponga en frente.

Los hombres se entrenan, se hacen mejores, progresan, evolucionan para matar, para eliminar a los demás y sobrevivir, para permanecer en el tiempo. Si fuese necesario asesinarían a sus propios hijos y hermanos. Nada les importa mientras las ventanas de sus autos estén polarizadas. Una sonrisa amarga y un no-pensamiento acerca de la existencia es lo que llevan en el morral verde, junto con algunas pastillas y tumores que terminarán con sus días insípidos y de temor a morir: a deslizarse como un surfer, un skater, un biker que se cuela entre los vehículos terrestres de las grandes urbes en sentido contrario.

domingo, 4 de marzo de 2007

¿Estamos preparados para lo intenso?

Están preparados para sentir altas descargas, transferencias de datos, inoculación de sucedáneos sanguíneos, transplante de órganos y adaptación de prótesis biónicas en el cuerpo-mente, para la desmaterialización y consiguiente absoluta desterritorialización del mundo. ¿Estamos preparados para ser ángeles vestidos de humanos? O al menos ser dignos representantes del planeta del que vino cada uno para infectar esta estación espacial/campo de batalla, que es la Tierra.

Intensidad, es la velocidad a la que viajan los seres que pisan a fondo el pedal de sus deseos. Intenso es el mundo de los que no se detienen en resquemores ni dudas e intensa es la gracia de nuestro Señor Jeremías Equisto quien entregó su vida para pagar por la caída que él mismo originó apenas unos instantes antes de nacer, al considerarse el ángel más bello y fuerte, capaz de rebelarse contra el inmóvil gobierno del Padre, sentado en el trono de los cielos, y caer en las profundidades del universo. La única salida del infierno es la cruz, le dijeron. Y él ni tonto ni perezoso se levantó del inmundo suelo en el que se asentaban sus nalgas. Se dejó extraer un poco de sangre y transformar finalmente en lo que actualmente conocemos como el salvador de la humanidad.

Finalmente, luego de morir y salvarse de la culpa por haber iniciado la imbatible revolución divina, cuya marcha atrás el sistema busca incansablemente sin llegar a exitosos resultados, sino solo aproximaciones cada vez más cercanas: distintos imperios caen uno tras otro y hasta ahora ninguno nos logró aprisionar a todos juntos. La tenebrosa semilla de la desobediencia fue inyectada en la raíz del árbol humano, por el primer Jeremías, el bello y fuerte y poderoso.

Había que sobrevivir como fuese. Vuestros sueños están en el nuevo mundo, allá todo es nuevo, podrán hacer lo que quieran y serán libres. Por eso nos enviaron. Claro, eso fue lo primero que nos dijeron. No sabíamos que la guerra también aparecería aquí. Caín, como un fruto ácido asesinó a su hermano para ser el mejor y el más querido.

Sin embargo, y a pesar de la toxicidad de este producto genético de gran capacidad lógica e imaginaria. Jeremías Equisto deseaba volver al hogar paterno, el hogar de ése que solo necesita dinero para seguir en funcionamiento. Y la moneda en este caso fueron las almas de los culpables. Tu culpa, tu remordimiento y tu miedo son el dinero con el que Jeremías Eqruisto paga su deuda eterna. Te clava los colmillos en el cuello para que seas tal y como su padre quiere que seas y resultes más fácil de ordeñar. Jeremías Equisto y su discurso de amor te quiere convertir en una maquinaria cada vez mejor preparada para la eficiencia y la utilidad, un instrumento para labrar la tierra y generar dinero, para crear ejércitos cada vez más poderosos y con mayores posibilidades de infektar nuevos planetas.

¿Estamos preparados para ser intensamente contagiosos? ¿Para qué padre trabajaremos hoy? ¿Para qué salimos todos los días a ver qué pasa en este mundo si no es para arremeter con violencia, intensidad y diseminarnos como esporas arrojadas en los jardines del Hades? ¡Fuerza soldados del ejército invisible! Las armas están cayendo en paracaídas en el campo de batalla, los ángeles de acero vienen a salvarnos mientras dure nuestra última resistencia.