martes, 25 de noviembre de 2008

¡Hasta siempre Dios Girasol!


Wilder González (arrójate al vacío), del homenaje al músico compatriota recientemente asesinado en España Coco Cielo.

PETP 3 (dlrg2j509y dfgqe95u1 qioertj )

Wilder Gonzalez Agreda diciendo cosas acerca del otro mundo que cada quien debería sembrar en su propio cerebro. Tarde o temprano los demasiados también tendrán que imaginar ese otro mundo de seres reconciliados con LOS DEMÁS, la realidad, la naturaleza, el universo, el único fluxus, etc. Bueno y habla luego un poco acerca de su rollo musical, que particularmente me parece pajita, me gusta.
Pero igual, PETP KSMMMM!!!!!



Los aliens jodiendo, te vienen a salvar de ti mismo.

domingo, 23 de noviembre de 2008

Raymond Queneau o el arte de escoger la otra cosa



Cuando uno escribe hay ideas y palabras que se repiten constantemente. Para no repetirlas uno suele utilizar sinónimos, metáforas, símbolos, metonimias entre otros recursos retóricos para hacer alusión a esa idea o cosa que nos invade, que también puede ser un sentimiento o una pasión.
De esta manera en todo texto aparecen isotopías: conglomerados de palabras o frases distintas que giran en torno a un mismo referente o tema. Así por ejemplo en un mismo texto pueden aparecer semáforos ambiguos, extrañas pelusas, inefables amaneceres y confusos adoquines para crear una isotopía de lo raro. A pesar que la historia narre la caminata de un transeúnte, una mañana cualquiera.

Mis amigos querían ir a tomar en otro sitio. Así que les dije que me esperen que iría a orinar. Entré en el local de al lado, por una puerta semicerrada en la que había un vigilante inútil. Adentro había un hombre enorme con cabeza cónica, pelada y blanca, con dos símbolos rojos y grandes tatuados sobre la oreja, de mirada amenazadora y fiera, pero calma y meditativa a la vez. Sus pupilas eran rojas y sus iris negras, parecían ojos de cuy o de paloma. "Hey tío, ¿por qué tus pupilas son rojas?" Se dilataron tanto al mirarme que por un momento pensé: "ya fui". Entonces comenzó a hablar en ruso y fingí entenderle con naturalidad, incluso con algo de interés. Todos los demás a nuestro alrededor seguían trabajando apurados, aunque contentos, ninguno pasaba los cuarenta años.

-¿Dónde puedo ir a mear? -le pregunté con un grito. Volvió a echarme una mirada feraz y pensé que tal vez había sido un poco vulgar, así que "a orinar, a miccionar", hice la pudorosa aclaración a pesar que nadie más voltió a mirarme. Este tío, con cabeza de bala de cañón, era el único que notaba mi existencia. Era el supervisor, un poco intimidante, había sido un militar o algo así. Me señaló un baño pequeño. Estuve orinando ahí con la puerta abierta, a ver qué pasaba y mi intuición no estaba muy lejana de la realidad: muchas mujeres de todas las tonalidades de piel y curvaturas pasaban en ropas muy ligeras, aunque de oficina por la puerta y por la ventana que tenía al frente encima de la taza del baño. No se me ocurría qué decir, todas llevaban unos sobres manila o folders e iban y venían sin notarme. Pasaron unas cinco chicas, me era difícil llevar la cuenta. Todas tan buenas que por ratos pensaba dejar de orinar y salir de caza una vez más. Pero no podía. Recordaba también que la gente me esperaba allá afuera. También habían hombres con ropa de vestir en computadoras, de hecho tenía uno al frente: era un hombre blanco con anteojos, común y corriente, camisa, corbata, pantalón, zapatos negros, frente a una pantalla de PC entre ambos que no dejaba de mirar perturbadoramente embelesado, motivo por el cual ni se percató de mi curiosidad, bien peinado, etc. Era un simio en una jaula invisible.

Cuando me disponía a subirme la bragueta, una mujer gorda, pero tampoco tan vieja, con un uniforme verde entró con un balde a limpiar el baño. Me vio el pene y sin mediar palabra alguna tiró el balde, el trapeador y me comenzó a masturbar de rodillas. No tenía tiempo para ese tipo de cosas, pero de todas formas me quedé ahí un rato, manoseándola y chekando un poco las formas ocultas y rollizas de su cuerpo. Al cabo de un rato me aburrí y la boté del baño para terminar de arreglarme.
Ya, listo, me miré en el espejo. Busqué en mis bolsillos y no había nada. Busqué en mi entorno y sobre el vano de la ventanita por la que miraba al simio blanco mientras orinaba estaban mis llaves y una billetera, que francamente no recordaba haber sacado esa noche, pero era la misma que siempre había visto en mi cuarto, así que la cogí.

Cuando llegué a casa vi que dentro de la billetera habían dos billetes de cien y varios otros de diez, veinte y cincuenta. Pero además habían unos recortes de revista con zapatos para dama y carteras. Lo entendí todo: la billetera era del tío tranqui que estaba frente a su PC. Había ahorrado para comprarle zapatos y carteras a su esposa por Navidad, incluso tenía los recortes ahí entre los billetes de varios modelos y colores de zapatos de taco y bolsos femeninos. Y yo había hurtado su billetera. Se la devolveré me dije: pero no sé dónde queda el sitio al que entré ayer. Con esto podré vivir un par de meses más y olvidé toda esa historia.

Creo que yo también trabajo sin saberlo para un conehead. Aunque no sé cuál es mi función pertenezco al sistema que ha diseñado para autoabastecerse con nuestros cuerpos/máquinas de producción. Supongo que lograré revelar estos misterios otro día. Hoy no es un buen día para entenderlo todo.

Llenen de árboles frutales los parques y jardines de sus ciudades SIEMBREN!!!


CUREN!!! YO LES DIJE QUE ELLOS TENÍAN QUE EXISTIR!!! QUÉ FELICIDAD, TODOS SANARÁN!!!

sábado, 22 de noviembre de 2008

La música clásica de hoy

Para celebrar la entrada Nº250 de este vuestro blog, que fue la anterior. Dejo a mis estimados chekadores este video de la gente cuando se le da por calerear.
El nombre de esta hermosa y bella y sumamente inteligente y acertada composición musical es Pa' eso te prendes, con cariño para todos ustedes.


Y para los que se quedaron con las ganas de un poquito más, pongo de yapa el video de este poema instrumentalizado que es nuestra virtuosa Oda a Nitro, homenaje al famoso y reconocido guitarrista de rock metal.


"Calerear es cuando te juntas con la gente y te pones a tocar-algo/hacer-tu-ruido/te-conviertes-en-sonido/sigues-tu-camino/fluyes-sin-roche. Todo el mundo está calereando en todo momento. Casi nadie lo sabe."
Extraído de: Tratados filosóficos de un triste

Improvisación en torno al amarillo







[C]uándo volví, el sendero se transformó en flauta o cítara ejecutada por mariposas inconscientes. Entonces lamenté el que no pudiesen darse cuenta de la música que hacían aleteando. Grité, chillé, aullé, ningún lenguaje me permitió agradecerles. Aplausos, risas, carcajadas que abrían cráneos como granadas. Fuegos artificiosos y fatuos, psicodelia del momento en cada esquina, en cada pequeña mente, en cada nación. Ya casi no veo lo que pasa a mi alrededor. Es sorprendente, maravilloso.
-Hey tío, ¿qué esperas? Estás drogado nada más. Tus sentidos distorsionados perciben lo irreal (como si yo tuviese idea de qué es lo real) como si fuese real. Estás engañado (como si yo no lo estuviese todo el tiempo). Tus palabras son falsas (como si al decir lo que digo pudiese ofrecer algún tipo de verdad completa, única, final, total).
Risas, carcajadas, insectos rastreros vomitados por calaveras descomponiéndose bajo el mar nocturno. Cuerpos envejeciendo intentando decir algo importante acerca de la vida.
-Deja esa wevada tío.
Puertas, ventanas, etc. Pasajes a otros sitios igual de inexplicables que este. Un niño soplando uno de estos plásticos que echan burbujas de varios tamaños en fila. Las burbujas rompen su alineación, flotan, luego se revientan como pequeñas vidas humanas. Un perro sentado mira a un gato saltando y deshaciendo con la garra las que no vuelan muy alto, como si nunca hubiesen existido.
-¿Qué tal, ah?
¿Qué es una burbuja? El mismo aire de afuera, pero dentro de una delgada piel. They got a skin and they put me in. Células permeables. Flujo sanguíneo, río, serpiente, dragón. Un cartero con plumas y auréola deja el sobre resplandeciente en la bandeja. Una tribu Ese-eja (sí, claro inteligentísimo, esa tribu peruana, como tú) duerme con su madre que otros llaman Madre de Dios y en otro que llaman Infierno, (pero eso tú qué vas a saber, ¿qué valor tiene saberlo?). En la noche antes de apagar la compu y retornar a casa, abres el sobre.
-Ya muchas veces has hablado acerca de los mensajes y los mensajeros.
El msn y la posibilidad de entornos comunicacionales hace 50 años imposibles. Alguien aburrido con más de 50 contactos conectados a los que no tiene nada que decirles. Un cerebro que cree que nada nuevo puede descubrir y que todos los caminos ya han sido transitados.
-Sí, ya todo se sabe. Pero ¿qué sabes tú? Deja de responder como Sócrates o cualquier otro bruto. Algo sabes y lo sabes.
Bueno sí, pero abandona eso también.
No soy un escritor, soy un hechicero. (Lo quieran o no, Magick + D&D/Rowling = diversión [no es algo inteligente ni culto es simplemente magia, calabozos y dragones y la autora de los libros de Harry Potter] ¿existe gente que lea a Harry Potter y juegue calabozos y dragones?, sería interesante un versus ahí...)
No, eso tampoco.
No me digas que escribo bien o bonito; dime que te asesiné, que te destruí.
Dime que no, que no lo logré, que fallé, que fue inútil el esfuerzo, pero dime algo.
No sabes lo mucho que necesitas algo hasta que lo pierdes. Luces curativas para todos. El amor fulmina.
Un mono columpiándose de rama en rama, como lo hicieron sus antepasados desde la aparición de la vida en el planeta, de pronto un día no la coge bien (suena un toque a Liniers, actualmente es inevitable ese parentesco intertextual, espero su abrazo). ¿Es esto literatura? ¿Qué es esto que hago o que soy?
Si esto es horrible, dime tú oh gran e inteligente ser humano ¿qué cosa bella se puede hacer hoy?
-Se cae y se muere y fin pes tío, la haces larga.
De una tumba crece un clavel con ganas de saludar al cielo.
Eso que te dije que cuando despierto lo primero que hago es agradecer que existo porque no puedo recordar nada durante los primeros 2 minutos del día, es verdad.
-¿Es angustiante?
-Sí bueno un poco. Pero al final te acostumbras también a eso. Gajes de la existencia (y a Selecciones, un abrazo también, no sé a quién exáctamente, un abrazo igual).
-Sí, ¿no? Todo el mundo anda apurado, estresado.
El tiempo parece transcurrir más rápido. Deberían ponernos a todos en salas de espera o incubadoras un buen rato a ver si nos tranquilizamos o si por fin maduramos (Henry Miller = inmaduro astalkulo, me cago de risa malazo en todos los punkis que no puedan transformar el universo esta noche [yaya tíñanse el pelo nomás]), como paltas envueltas en papel periódico sobre el refrigerador un domingo, 12m.
Estoy a punto de pensar que los humanos no son tan idiotas como lo pensaba Diógenes, el perro.
Los verdaderos visionarios de esta década han sido los locazos de Radiohead, a pesar de lo que digan mis amigos que se quedaron en el ok computer y los que llegaron al kid a "porque sí, pero hasta ahí nomás" e incluso a pesar de aquellos que dirán: "sí pes es un grupazo", pero en esta vida esperan morir solo una vez y nunca regresar al punto de origen sino mañana, cuando sea inevitable.
-¿Y qué?, ojalá pudieses decir todo esto con una sola palabra. Ojalá todos los libros estuviesen resumidos en un folleto de tres páginas. Ojalá todo el amor del mundo durase 3 segundos y un gemido silencioso.
-¡Ah sí! Ojalá fueses sensible como para sentir felicidad con los brotes verde limón en las puntas de las ramas y lo suficientemente insensible como para sentir la misma felicidad sumergido con un mínimo ápice de conciencia en la más mefítica cloaca.
-Ya empezaste a hablar locuras.
-¿Quién no las está diciendo? Porque ya te pusieron un apodo te sientes normal y tranquilo.
-Me siento bien, ¿y tú?
Espejos puestos uno frente a otro. Un terrible silencio, el inefable vacío, inexplicable nulidad, Dios, king kong. Infinitos otros metonimios que te ruego recorras para que salves al mundo.
Hay días como hoy en los que no duermo para no pasar por esos 2 minutos y me odio y está bien. Salen cosas como esta improvisación.
Sé que lo mejor que podría hacer es no hacer nada, pero no pienso hacerlo (a pesar que es lo único que hago). ¿Cómo podría quedarme ahí parado con los brazos cruzados? Alguna solución se me tiene que ocurrir.
Las ideas funcionan así. Coges una del aire, la deformas y la olvidas. Luego, alguien la coge y el proceso se repite en algún rincón del universo en el que haya semejanza de onda (no me preguntes que cosa es onda, tampoco qué es una imagen). Mientras más ideas cojas y sueltes: ¡mejor! Las ideas nos usan para evolucionar. Mientras menos contacto intentas tener más te embargan. Ahí asediosas, esperan una mente vacía para encarnar como nínfulas únicas y especiales: egocéntricas como adolescentes descerebradas. Y uno que es simplemente un nervio vibrante y apasionado se deja influir por ellas que no dejan de posar al frente como carne en el exhibidor esperando al mejor postor, al de moneda indevaluable y sonrisa transmutante. Don't get any big ideas / they're not going to happen. You'll go to hell for what your dirty mind is thinking.
-Te complicas demasiado, tío. Deberías vivir más simple y te ahorrarías tantos problemas.
Mis problemas no son mis problemas; mis problemas son tuyos, suyos. Mis problemas son los problemas, como los tuyos o los de él o ella.
A veces soy el pie, otras la huella, otras la arena. Me gusta más cuando soy la voz que lo dice, como quien dice: she stands stark naked and she beckons you to bed / don't go, you'll only want to come back again.
A todo el mundo le llega su momento real. Visiones de 5 a.m. Extraños ángeles con pupilas enormes me invitan a bailar. ¿Qué les voy a responder? ¿Acaso que mañana me tengo que levantar temprano? "No hay mañana", responderán. "Tú pediste que estuviésemos aquí, esto es lo que siempre has querido". Para seguir sufriendo, no querré disfrutar. Intentaré, como el mono en su caída, aferrarme a un error, a algo totalmente nada que ver o simplemente me entregaré al arresto cerebral de quien sea que nos haya llegado a "salvar" del fin del mundo, de todos nuestros pecados, del pescado original, vi vivo en Barranco. Querido cristiano fanático: Cristo te quiere arrestar.
Cada humano que vuelve del vacío ha regresado con un regalo más único que una adolescente bien rica y en celo y más especial que cualquiera de esos idiotas que salen en MTV y eso todo el mundo lo sabe y saberlo es ser tan inteligente y tan culto y tan interesante.
Dormir.
Tarde o temprano nos disolveremos como pétalos de rosas o mariposas en llamas (como en el video de coldplay ¡Viva la vida yeah! y en tantos otros animes o en kung fu panda) o cenizas de explosión nuclear. Cuando todo termine volverás al mismo momento en que dijiste (al final te va a terminar llegando todo al pincho): ¿qué? (¡sí, ese mismo error! Comenzar algo interminable. Interprétalo como quieras, es tuyo. El universo está en todas {[t]/[s]us} partes, no te hagas problemas, vive simple, eat, sleep, have visions
-Pero ¿cómo?) cuándo volví...

lunes, 17 de noviembre de 2008

Improvisación en torno al azul



Una de esas pocas cosas que recuerdo era que llegaba, cerraba la puerta. Era de noche y me ponía a tocar guitarra hasta tener alucinaciones o hasta ponerme a llorar. Entonces narraba esas alucinaciones pensando que seres invisibles se deleitarían en su no-hacer-nada, o gritaba incoherencias intentando que el sentimiento se quedara interminablemente, hasta que comenzaba a toser y la garganta no me daba más. Al día siguiente no podría hablar o estaría ronco, pero eso que importaba: había cantado, había tocado guitarra.

Una de esas alucinaciones era la de estar en una cueva prehistórica sin sombras, sin luces, afuera la noche y la luna llena. Las estrellas quietas y lluvia. Algunos meteoritos, sombras de enormes dinosaurios moviéndose entre los árboles. Policías me buscaban para matarme en ese entonces, queriendo que la armonía y el orden universales finalmente imperaran y tuviesen contentos a todos en una especie de sistema perfecto y utópico. Pero extrañas luces aparecían volando como moscas entre las cosas, hasta dar con la cueva. Esa lucha entre aquellos que me quieren eliminar y aquellos que no quieren que eso suceda era sublime. Dos fuerzas opuestas librando una batalla eterna al frente mío, en la oscuridad. Mientras en una sola nota rasgueaba durante un minuto y luego otro minuto en otra nota y luego volvía a la primera. Entonces verso por verso la historia se formaba incompleta y fragmentaria.

Un rostro me miraba de cerca y yo a él, estegosaurios rumiaban y bufaban allá afuera como enormes ballenas entre los árboles, explosiones de meteoritos que hacían temblar el suelo al chocar contra la tierra resplandecían en el horizonte, lluvia, estrellas, luna, el ser estaba ahí desnudo al frente mío y siendo yo. A veces toda imagen mental se hacía añicos dejándome abandonado en la total oscuridad y la sensación de vacío. Entonces no podía cantar más. Y quería romper todas las cuerdas, tirar la guitarra contra el suelo, romper las paredes, ser una bomba y estallar, destruir el mundo, el universo entero si fuese necesario.

De nuevo regresaban las imágenes, ahora a colores. La luz de la habitación seguía apagada, a lo lejos los postes de luz eran esas mismas estrellas fugaces en still. Los dinosaurios y demás fuerzas de la naturaleza allá fuera en una danza caótica de autodestrucción y renovación. Al frente mío esta especie de policías del silencio y la ignorancia. Si fuese por ellos me hubiesen desaparecido colocando en mi lugar un robot, una máquina igual de inútil, pero definitivamente no-yo, perfecto, capaz de cumplir sus funciones y de actuar para ellos de manera predecible, controlable. Sí, bueno de cualquier forma y no sé porqué, eran incapaces de atravesar la barrera que hacían las moscas de colores fascinantes a mi alrededor, volando en movimiento browniano, tan rápidas que, para empezar no sé cuantas eran, pero eran de todos los colores de tal forma que creaban una luz blanca al mezclar sus caminos.

Pisaba cualquier traste, movía un encendedor a través de todo el mástil, succionaba la saliva pero era imposible que un hilo de baba no cayera sobre mi ropa. Al fin y al cabo yo estaba ahí, nada más. Un par de horas de ese ruido que grababa en un casete para mostrarlo a mis amigos, luego iba a comer. En esa época bordeaba los 17, cinco años después cumplí 16. Era la época en la que nacería Audicidas y un par de semanas después la Miguel's Band.

sábado, 15 de noviembre de 2008

Mandalas, taoísmo multicolor, vaca multicolor, el grupo Niche, ayahuasca



Improvisación en torno al negro

Destruyan el mundo,
es suyo.
Hagan lo que quieran.

Muéranse.

A nadie le importa.
Velocidad.
locidad.
cidad.
dad.
.

Letras grandes.

Signos de exclamación.

Materia inerte.

Líneas rectas.

Figuras geométricas.

Fuegos artificiales.

Niños muertos y/o desmembrados.

Supuestas guerras.

Los medios nos hechan el humo en la cara.
¿Qué quiero ver?
¿Qué puedo ver?
Quieren dinero, quieren ver lo que pueden hacer con el dinero.

Aniquilación y masacre al débil,
inocente, indefenso. Tus abuelos esperando a la muerte, luego tus padres, luego tú.
La misma soledad.

Gente enferma.
Y se niegan a morir.

Quieren más dinero, yo no sé para qué
quieren dinero.
Quieren tu dinero.
Quieren sexo.
Quieren metértela o que se las metan y nada más.
Quieren y nunca van a dejar de querer.
Y luego van a seguir queriendo más
hasta que se mueran.
Unos mueren de hambre,
otros mueren de sed,
otros mueren queriendo más que eso.
Todos se mueren.
A algunos les gusta envejecer.

¿Qué quieres hacer?
Quiero dinero.
¿Qué vas a hacer?
Dinero.
Ya, ¿pero qué más?
Quiero dinero.
¿Qué mierda eres?
Dinero.

Quiero dinero.

Dinero, sexo, comida.
Consumir hasta que el mundo reviente.
Yeah!
Acaben con el mundo de una buena vez, bestias salvajes.
Háganlo hoy.



Improvisación en torno al rojo

Amor = dar, ser lo que otro necesita.
El amor no es acaso procurar que el otro exista como posibilidad (mundo posible, ficción, mundo irreal),
soñarlo.

Amar no es acaso dejar al fluxus actuar en paz.
El fluxus es amor.
Amor es ausencia de miedo.
Uno cuando ama se mete al fluxus, como a esa corriente en la que se meten Nemo y sus amigas, las tortugas, para viajar más rápido.

Unidad.
Tao
funcionando sincronizadamente
en una armonía imperturbable.
Sistema autogenerativo llamado naturaleza
o imaginación o fantasía o tú mismo, cuando pones
una buena canción y te chorreas a crear tu universo.

Relájate y siente,
ritmo romántica.

Queridos amigos, lean libros y no sean como yo.
No sean como nada que hayan visto antes en sus vidas.
Sean sus propios padres y madres.
Bienvenidos esquizofrénicos eternos, voladores,
a cada instante muriendo a carcajadas.

Para servirlos, para lo que gusten.

Cadenas de placer, formando cascadas que llegan hasta el último,
ése que soñó el sueño más simple o ese que recién al final creyó
que todo esto era cierto.

¿Comunidad? ¿A qué te suena?
Ajá, claro, reunión de los comunes.

Sean amables, sean gentiles.
Y tú deja de estar tirando con todo el mundo.

Si nos mandan a dormir, dormiremos.
Todos esos animales y plantas y estos cuerpos (en youtube) son una maravilla
será una pena echarlos así nomás al olvido. ¿Pero qué más da?
Siempre hay un mañana en algún lugar.
Hagan lo que quieran: hagan más dinero
desde sus torres de no-control
donde ven pasar esos aviones en los que les gustaría viajar.
Pero no pueden sacar las manos del teclado
ni pueden dejar de apretar los botones y ver las lucecitas y cifras.
Hagan más dinero como las máquinas.

Dejen que el amor se pudra en la puerta del horno,
como un sol durmiendo en una almohada de oro.
Sí, siempre hay un mañana, aunque suene muy moderno.
Bob Dylan podrá volver a la vida. Fácil viene a Perú, esta extraña capital del mundo.

Y ahí de nuevo en el concierto al que irán porque tienen dinero
seguirán medio perros,
medio máquinas,
casi nada hombres.
Haciendo que se pudra, tan rico, tan dolor. Tan aquello que les gusta, les encanta, no pueden soltar.
Niños desmembrados envueltos en vendas en la cama de un hospital deconstruido, animales polares siendo despellejados con vida, bombardeos nocturnos, suicidios masivos, crímenes idiotas y desesperación. Prejuicios cagones y astalkulo, sicarios, terroristas, resentidos, vengativos, gente que odia a otra. Los grises maldiciendo su suerte sin saber a qué se debe, mientras van a trabajar pensando que ya otro solucionará sus problemas, ni siquiera eso: sin pensar.
Reconcíliense, vuelvan a ser uno. Dejen de sentir miedo.
Risas, carcajadas, muéranse. Denlo todo, tienen poderes mágicos. Tejan los hilos sueltos que han quedado colgando en las ramas de la tradición. ¡Estamos en Perú!

¡Estoy vivo,
es un absurdo,
pero estoy!

jueves, 13 de noviembre de 2008

Improvisación en torno al verde

Laysín, me preguntó que por qué no cuelgo nada. He estado escribiendo en mis cuadernos y estoy pensando en publicar un libro. Además casi no me acerco a la compu. El caso es que le dije que colgaría una historia de amor, pero está tan buena que creo la voy a guardar todavía un tiempo, fácil sale inédita en el libro que contendrá algunas historias de este blog, unos mini-poemarios que hice el 2006, dibujos y los no-cuentos que escribo. A cambio de eso, dejo este último que vomité esta mañana mientras buscaba información para mi tesis.

La primera vez que estuvimos en el mambo eras menor de edad y no me preocupó lo que pudiera pasar. Gritabas y querías que te suelte, pero no podía. Mi cuerpo androide estaba programado para destruirte, aún sin saber exactamente cómo, y te gustó. Pensaste que toda mi vida había sido un entrenamiento para eso, supongo que así fue. Sí, bueno, fue divertido, nos reímos, qué se yo, nos fumamos un pucho y vimos tele, creo que después fuimos a comer una hamburguesa y tomar un jugo de piña y papaya. Ahora que soy un adicto a las vaginas y camino solo por el mundo como un gato rojo salido del infierno en busca de lo absolutamente desconocido: una nueva primera mirada que capte mi atención, un primer guiño cómplice de un alma que me conozca desde hace millones de años, una nueva entrada/salida a universos ignotos e imposibles, olvidados la última vez que sumergí mi mente en el Leteo, ese río negro de adrenalina descerebrante y frío sudor celeste oscuro; ¿qué estará pensando cuando le digo que he venido del espacio para explorar este planeta y a la especie humana y que me parece el ejemplar más bello del género femenino que haya visto nunca? que necesito su piel, recorrerla suavemente y ver cómo se eriza, cómo se le dilatan las pupilas cuando le hablo tan de cerca, como si mi propio cuerpo hiciera magia en el suyo y en el mío y algo invisible se moviese entre nosotros como un pulpo subcutáneo de dolorosos dedos hipodérmicos o peludos marsupiales uno dentro del otro, acariciándose con sus larguísimas cabelleras intrauterinas; justo ahora es que vuelves como la ola espumosa del mar imperturbable o como niebla pero azul, sobre la superficie de ese mismo mar que bosteza en la mañana, o como sombras verdes en el perfil barbudo y entrepierna de los bosques que he visto a ambos lados de la carretera nocturna o como programa familiar de los setentas en rack que puedes reconocer en cualquier lado, incluso cuando estás drogada y frustrada esperando a que alguien traiga la comida, en La Marina o en cualquier sitio sucio donde comes, pagas y te vas. Vuelves, sí, vuelves. Pero no sé quién vuelve ni qué vuelve o para qué. Entonces, ya en casa y sola, escuchas los gritos fantasmales desde el primer piso y por las ventanas que nunca tienen nada interesante que mostrar, desde esas ventanas en las que nunca te asomas (y te asomas en casi todas, para ser sincero), aúllan: busca el verde, el verde sol, el verde campo en el que quieras retozar, lagartija en verde arena modelada por el viento lorquiano, surreal muerto, verde como el arco iris, verde como la luna y como los autos y los curas, los condones y la nada.

Estoy sentado sobre un charco de orines naranjas,
de naciones, negaciones y negociaciones.
No quiero volver a verte.
Eliminación de toxinas también verdes.
He abierto y entraste toda,
pero ahora te tengo que arrojar en el vórtice fecal.

Algo ha quedado, que no eres,
pero fuiste fugazmente.
Algo mantengo,
que me constituye para la posteridad,
hasta la eternidad tal vez:
un brazo, una pierna,
un ojo, una célula madre
que ya encontrará un buen sitio donde alojarse
y crecer como cuerno
o ala.
Naranja golem,
como el color de todo aquello que debe ser olvidado.
Vomito tu olor
y lo dejo atrás.
Río no sé de qué,
las lágrimas no me dejan ver.

Tú también puedes acostarte con todos los tipos que quieras,
pero no los puedes tener a todos dentro todo el tiempo.
Para poder seguir necesitas ir vacía,
¿no, mi amor?
Así que metes todo en la mochila
y no haces caso a mis palabras.
Está bien, nos volveremos a ver cuando el hambre vuelva
y tus compuertas celestiales se abran,
otra vez como siempre
para que aterrice.

Un soldado como yo no quiere
a una madre ni una nave nodriza donde repostar;
una tierra (por la cual seguir luchando) donde crecer y fructificar es suficiente.

A veces, lo sabes y por eso soy tan débil contigo,
caigo herido –terrible;
de una muerte que no llega,
pero pasa como una pluma de metal,
arrastrando carne, corazón, bazo, pulmón izquierdo, mil costillas–.

Me curas,
tan simple, tan tú,
como ponerme la mano encima
y decir las tres o cuatro palabras
que nací por escuchar esta mañana.

Entonces me vuelves a poner la ropa
y me dejas dormir a tu costado.

Vuelvo a ser el mismo, ¿no es desesperante? Esperaba no poder volver a recordar quién fui, qué hice, qué quise hacer, qué pretendía con todo esto. No pude. Los espectadores en su taquilla se ríen de toda esta mierda que me pone furioso. No sabes qué hacer ni cómo tranquilizarme, pero así ha sido nuestra especie desde siempre: organismos como bolsas de tinta de colores, de emociones incontrolables. Bolsas de tinta, como las de los pulpos artistas, que chisgueteamos al mar para desaparecer por detrás, por la puerta falsa corriendo desnudos bajo la luz sonámbula de los faros amarillos porque tu esposo ha llegado a casa del trabajo. Hago el truco de hacerme invisible, duermo. No quiero volver a verte, yo soy el lago naranja sobre el cual estás sentada llorando, toxinas eliminadas por cada una de tus células, filtradas de tu sangre en tus riñones.

Dime no y no me jodas.
No: la primera palabra mágica china.

¿Si nos volvemos a cruzar seremos otros?
No sé qué eres que no puedes,
me controlo para que no me des lástima.

¿Cuándo llegará el claro y limpio azul? Un rostro que no me canse de mirar. Un cuerpo que pueda oír ronronear sin aburrirme, una fuente de inspiración que además de curarme, me convierta en esa especie nueva de seres que arrojan fuego por la boca y pueden ver lo que hay detrás de los espejos (sobre todo eso), que moviendo un solo pie en su danza pasan del cielo blanco al cielo negro sin mojarse y parecen arcos iris con forma humana. Libertad para quitar la vida y para darla. Ni qué decir de los violetas y ultravioletas, solo me queda huir de sus espadas hasta recobrar fuerzas.
La malla de los violetas me salvará de la caída.
Todo el tiempo tejen.
Casi los veo, pero estoy tan sucio.
Casi hablo con ellos, pero quedo tan mudo.
Sí, sí, casi no es suficiente.

Hay una montaña y no puedo volar. Están allá arriba conferenciando y viajando en sus naves sin querer acercarse a decirme cuál es el siguiente paso. Egoístas, les grito y hago puño, pero se ríen. Uno acá muriéndose y ustedes allá rejuveneciendo, comiendo frutas, viendo tele y hablando por teléfono mientras toman un baño de agua caliente. No me entienden y me escupirían si mi voz les fuese audible. Los seres olímpicos gravitan a nuestro alrededor, tan ligeros e imperceptibles.

Hermano, soy un cerdo como tú. Un bruto, un idiota, al igual que tú y cuando tengo miedo no hago ruido. También me río de estupideces y el que está encima mío se burla de mí y a quien está debajo no le doy la mano porque me da asco (sobre todo por sus insolentes no-ganas de pedir ayuda y su ignorante no-darse-cuenta que es una mierda más, más cerdo que un puto cerdo). Nadie sabe porqué existes. Lo he averiguado, nadie da respuesta. Soy un cerdo como tú, hermano, y como tú sería feliz si los violetas me encierran y alimentan al costado de una buena hembra de mi especie en una jaula para que sus niños vean cómo somos y qué hacemos y lo anoten en cuadernos de colores.
Para que vean,
hermano,
lo que en resumidas cuentas
PRETENDE
el ser humano
con su abominable existencia.

–¿Hay algo más qué hacer o decir?
–No amorcito, creo que ya hicimos suficiente.
Pedazos de cerebro en mis cabellos. Un polo blanco: asesíname en letras verdes. Un desierto lleno de israelitas y camellos. Un champignon sobre Hiroshima. Una noche aburrida en un chifa comiendo chaufa vegetariano. Les digo que se callen cuando vemos trainspotting por décima vez y mis amigos se mueven gracioso diciendo que nunca habían estado tan drogados. Les digo que se callen, cuando dicen: “de verdad, nunca tío”. Un altoparlante que miles de judíos escuchan en un campo de concentración nazi. Una página web con tanta pornografía que nunca te puedes masturbar lo suficiente.
–¿Un caramelo?
–Oh sí, de cianuro por favor.
–En un momento lo llamaremos para que recoja su pedido. Gracias (por hacer rico al hijo de puta que controla toda esta cagada).
–Gracias a usted.
El grito y Kafka. Yo qué sé, ya ni sé qué siento. Estoy rodando. En qué nuevo abismo caeré, no lo sé.
Solo sé que adonde voy no se necesitan más tanques de oxígeno, ni cuerpos que arrastrar de un lado a otro ni Dioses a los cuales agradar: tu corazón verde y muerto desde hace tanto que olvidó que todo lo que esperaba era resucitar, yo qué sé para qué, maldita enferma (ya, invéntatelo tú).
–¡Bienvenida amor, buenos días!
–Hola, ¿recuerdas qué hicimos ayer?
–No.
–Yo tampoco, te amo.

Todos los días son hoy,
somos lo que está pasando.
Tan simpáticos.