miércoles, 30 de enero de 2008

avión sin alas arrastrándose por el suelo

se necesita bajista con urgencia,
que toque calata y se llame kim.
o cualquier otro ser humano que,
para empezar
quiera toca el bajo.

no importa si sabe
o si cree que sabe.

ya después se verá lo de cambiarle el apellido
y teñirle el pelo de rubio.

viernes, 25 de enero de 2008

¿Robots, Budas, Humanos, Etc.?

Podría producirse una mutación del ser humano que suprimiese toda emotividad propiamente humana y nos pusiera en condiciones de actuar como auténticos agentes económicos, o como autómatas capaces de eliminar sin titubear a los débiles. Pero también es posible que esa mutación no se produzca y, entonces, la acumulación de sufrimiento, estrés, violencia sufrida y violencia ejercida se volvería tan insoportable que produciría una especie de hundimiento emocional generalizado.

La gran compasión no es un deber ético como creen las religiones sacrificiales. La compasión es el compartir perceptivo del sufrimiento de los demás porque los demás son continuación de nuestro cuerpo y de nuestro inconsciente. La compasión es el modo de ser natural del organismo sensible, porque la sensibilidad significa precisamente continuidad sensual entre los diez mil seres. La ausencia de compasión tan evidente en la ciudad de la modernidad tardía no es una culpa moral, es una enfermedad psíquica. No somos ya capaces de reconocer el cuerpo del otro como coextensivo al nuestro, porque ya no sabemos sentir nuestro cuerpo.

La mediatización del sufrimiento, la proliferación de violencia y de muerte que golpea la percepción cotidiana está produciendo un efecto de pánico y, al mismo tiempo, de habituación de la percepción colectiva. La violencia, el dolor y la muerte han sido siempre una realidad de la existencia humana, en toda sociedad y en toda época. Pero sólo alcanzaban a la conciencia humana en los casos excepcionales en los que golpeaban a una persona o su entorno de vida cotidiana, y llevaban toda el dramatismo de la experiencia vivida en la propia piel o en la de los seres queridos. La mediatización genera una sobrecarga de la experiencia extrema, le quita dramatismo y la banaliza, y banaliza así el propio cuerpo del otro.

La mente contemporánea, expuesta a las temperaturas semióticas de la infosfera electrónica, parece entrar en un universo fantasmagórico que en la lengua del hinduismo sapiencial podemos llamar maya. Se trata de un maya tecnológico, de una especie de tecnomaya hecho de ilusiones absolutamente reales: reales en el imaginario de la economía, en el inconsciente, pero también en la guerra entre los pueblos.

En el pensamiento hinduista, que filtra refinándose el pensamiento mahaiano, el mayor logro es liberarse del maya, pasar a la comprensión de la vacuidad, que hace posible la moksha o liberación del carácter cíclico de la existencia —samsara. En el torbellino del tecnomaya se abre la perspectiva de la comprensión del vacío. La comprensión del vacío, la plena comprensión de la condición de la Vacuidad, es el nivel más elevado del conocimiento budista —Bardo Thodol. Una condición mental de ligereza y disponibilidad, la ausencia de miedo y agresividad. Propongo que veamos estos dos modos de la mente, gran compasión y comprensión del vacío como horizontes de la época global.

La gran compasión es muy dolorosa si no se acompaña de la comprensión del vacío. Y la comprensión del vacío es puro cinismo si no se acompaña de la gran compasión.

jueves, 24 de enero de 2008

Yo soy otro



Hazlo por algo que aún no hayas descubierto que también eres.
Las sorpresas todavía existen.
Otro, no es que haya una cosa y otra, es que hay otra cosa y otra cosa y otra cosa y otra cosa y otra y otra y otra y otra. Así como el youtube es una catarata de videos, la realidad es una catarata de eventos que el otro controla.
¿Todavía quieres más?

"No eres especial, no le importas a nadie", le decía el guante a la planta mientras el jardinero la regaba.

La new economy, el punk californiano y la revista Wire son los culpables

El cerebro humano no está controlado por los accionistas, ni por los fondos de inversión ni de nadie: George Soros puede desestabilizar las monedas y los mercados, pero no posee el control de vuestros cerebros. Los gobiernos pueden emitir tanta propaganda como quieran, pero vuestro cerebro es vuestro. Está controlado, para bien y para mal, por el individuo.15

Este tipo de exaltaciones eufóricas de la libertad individual son cada vez más frecuentes en la publicística de la new economy. Contienen un núcleo de verdad, mezclado con una buena dosis de hipocresía. Aunque sea cierto que mi cerebro es de mi propiedad, el funcionamiento social de la mente no depende de su propietario sino del contexto en el que se forma la mente, de los flujos mediáticos, de los impulsos estéticos, de las exigencias que la infosfera impone de muchas maneras. Es falsa la idea de que la mente es individual.

Cuanto más tupida sea la red de interacciones comunicativas y tecnológicas entre las diversas mentes y las diversas máquinas de elaboración mental, más tiende la mente individual a ser simple articulación de la mente global.

miércoles, 23 de enero de 2008

Este es el motivo por el cual hago lo que hago

Clase obrera y capital eliminaron juntos las resistencias a la dinámica de la sociedad global: el orden disciplinar, el Estado nacional, el autoritarismo nazi y fascista, el sistema feudal–comunista ruso y chino. Después de haber eliminado todos sus enemigos comunes, el capital acabó por absorber el empuje procedente de los movimientos libertarios y de rechazo del trabajo obrero, se libró de la clase obrera reduciéndola a trabajo asalariado disgregado sin identidad política ni cultural, y disolvió la potencia política obrera en la fractalización del proceso productivo, en la llamada new economy.

Ya no queda otra dinámica que la del capital. Todas las demás fuerzas sociales son reaccionarias, conservadoras o simplemente estáticas. Toda oposición victimista es retrógrada. El planeta físico sigue produciendo conflictos sin generalidad alguna: conflictos tribales, religiosos, raciales y nacionales, carentes de cualquier diseño universal. La única dimensión universal que queda es la de la autorreproducción del capital, indiferente a la suerte de los seres humanos, de la sociedad humana, del propio ser humano. El futuro no necesita ya de seres humanos, como dijo Bill Joy, cofundador y director científico de Sun Microsystems:

En un mercado completamente libre, los robots superiores afectarían desde luego la existencia de los seres humanos (…). Las industrias robóticas competirían ferozmente entre sí por la materia, la energía y el espacio, lo que acabaría por elevar su precio por encima del alcance de los humanos. Incapaces de pagarse lo que necesitan para vivir, los seres humanos biológicos serían expulsados de la existencia.12

En la actualidad ya sucede que para vencer en la competencia económica es necesario ser capaz de reducir al mínimo lo humano que hay en nosotros y potenciar nuestros automatismos agresivos, competitivos y despiadados.

¿Es feliz esta perspectiva? ¿Es feliz para los organismos conscientes y sensibles que pertenecen al género humano? La ideología de la new economy responde, eufórica, que sí. En la voz de los apologistas se nota un exceso de excitación, una especie de histeria que hace dudar de sus declaraciones.

Mi impresión es que los apologistas se parecen a los drogados con anfetaminas; saben que en cualquier momento la ola que les empuja puede derribarlos y arruinarlos, pero saben también que su única esperanza de mantenerse en la ola consiste en seguirla, cueste lo que cueste. Aterrorizados y eufóricos, los apologistas de la new economy saben perfectamente que el ídolo ante el que se inclinan está devastando el medio ambiente planetario y la psique humana. Pero no pueden hacer otra cosa que no sea correr siguiendo la marcha del desastre, confiando en que no se los trague como ya ha hecho con la enorme mayoría de sus semejantes.

La cultura crítica de tradición novecentista y tardosocialista contrapone a esa euforia hipócrita un victimismo que mira hacia el pasado, una defensa de valores y estilos de vida que no existen ya ni volverán.

Para las empresas eso implica que pueden ser desechables: un asentamiento temporal para nómadas que, después, se marcharán al encuentro de otra gente y de nuevos retos. Pues para eso hemos aceptado que casi todo lo que nos rodea sea desechable. Tal vez deberíamos pasar a lo que sir Paul McCartney resumía como «vivir y dejar morir».

Flexibilidad, aleatoriedad y movilidad son rasgos inherentes a un proceso económico fundado sobre elementos compositivos recombinables. Trabajo en la red significa actividad productiva fractal y recombinable. No se trata de una elección malvada de la patronal, sino de una característica esencial del modo de producción recombinante. La rigidez social del trabajo es un elemento de resistencia desesperada a la innovación. «Si el conocimiento es la clave, entonces todos estamos en competencia contra todos. El genio ha salido de la lámpara y es imposible volver a meterlo dentro.»

El genio es la tecnoestructura producida por la inteligencia colectiva que ha acabado por constituirse como sistema de mando sobre la propia inteligencia colectiva. Sólo la propia inteligencia colectiva puede deconstruir su obra, pero para hacerlo tiene que poner en marcha una dinámica conflictual, debe recuperar el sentido de su propia fisicidad, emotividad y humanidad.

Inútil Nº 4



Alguien me puede explicar cómo no lo hace?

martes, 22 de enero de 2008

Inútil Nº 3

Si solo supieras que fuera de los trenes no corre el tiempo. Y que dentro de ellos no corre el viento,
Windows.
Sabrías dónde pararte
para ver
cómo atardecen
los semáforos
en sus esquinas
soleadas.

en cualquier sitio.

Mientras haces un poco de todo
Querido amigo,
recoje la arena,
di las palabras
vive esa cosa que ya para qué.

Se puede correr, se puede ir lento y también se puede uno detener a contemplar.
Lo mejor es cortar y pegar.

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Y ver los catálogos de ventas de vez en cuando. Más quemado es el que puede darse el lujo de llamarse alguien normal.

viernes, 18 de enero de 2008

Metafotografía: el pasado es también siempre distinto.

Solo encontré esta foto. Salen los chinos, chotas en el arco. Yo de nuevo galaneando en esta foto mismo Oliver contra el Franco Canadiense, porque del otro lado estaba Teto, neciazo jugando con tabas. Sale el casco del Apus, mi hermana y Héctor, del que no sabemos mucho.

Héctor, si algún día llegas a reconocerte en esa foto, espero que consideres el trabajo que me costó tomarla, para que al final todas salieran borrosas. Me llega al pincho el pasado, pero a veces es como un cobertizo en medio de la lluvia o un domingo a media semana después de haber almorzado. Esa fue una de las tardes más divertidas de toda mi vida.

Me llega al pincho el frío, pero igual prefiero el frío que el calor.

- Con qué derecho vienes a llamarme de esa forma -ella le increpó.
- Con el derecho que me dan las putas ganas que tengo de joderte... ¿por qué?
Así se conocieron, tuvieron hijos, en fin, fueron felices.

martes, 15 de enero de 2008

Entonces, el jueves


Escribo en el bloc de notas,
como quien tira una moneda en una pileta.
Mientras escucho un grupo al azar en el myspace.
Leyendo una frase suelta en cualquier blog.
Voy al baño,
a comer.

Leo un libro.
No sé para qué.
Destapo los plumones, hago líneas.
Hablo con la chica que está atrás mío en la cola
del supermercado. Eso sí puede ser interesante.
Estaba tirando la botella de yogurt, haciéndola dar vueltas en el aire
y cuando me quité la capucha la vi mirándome y le dije hola, hay que agitar antes de abrir.
Abrí, pero creo que esperaba algo menos yo.

A veces cuando voy a la cocina por una vaso con agua, pienso que estoy
en una casa de madera con ranuras por las que entra el viento frío,
al lado de la carretera, donde de rato en rato debería quejarme por el ruido de
los carros que huyen de la policía. Y de los graznidos de las grandes aves negras
que se paran en los cables que atraviesan el desierto.

No sé por qué, pero se lo quiero contar a esa chica que me silbó cuando pasaba por el parque.
Y decirle que nomás no me detuve porque había llegado de la playa, y quería llegar con el pan
a la casa, estacionar la cleta y meterme a bañar para luego dormir. Sí, te salvaste de conocerme.
Pero la próxima vez este skinhead va a saltar encima tuyo, para hacer el viejo ataque de mordedura de cuello voladora.

Lo que pasó por mi mente cuando ella me preguntó ¿cómo estás?

El jugador sabía cuál sería el color ganador.
No necesitaba el dinero para apostar.
La palabra ha dejado de significar.
La cosa se movía, tenía unas piernas que giraban y un montón de hojas
A los costados habían trompas de donde salía agua con forma de elefante.

Y en la puerta esperaba Dalí la salida de sus compañeros.
El reencuentro con aquellos que tenían que ir a la casa de putas
para poder explotar hacia el futuro en infinitos
pedazos perdidos entre desperdicios polvorientos
y olvidados como todos esos instantes que

Aquí estoy, aquí estoy, le dijo al que estaba a su derecha.
El otro no entendió, pensó que estaba loco. Quién iba a decir esas cosas,
al fin y al cabo nadie es hijo de Dios
y los demás no sabemos de dónde hemos salido ni para qué estamos ni a dónde vamos.

A la casa de putas, a la casa de putas, a
la
casa
de
las
putas. Para evitar que sigan borrando nuestros recuerdos sin dejar huella.

Yo
tampoco
me río
de la
muerte,
pero a
veces
me da flojera
no encontrar
otra cosa
de qué reírme
cuando veo los noticieros.

Si no has vuelto a encontrar a otro maestro
es porque ya te has quedado ahí.
Ya de nada sirve decirte nada.
Ya de nada sirve enseñarte a hablar.

Marta puso otro vinilo mientras no sabía quién más estaba entre las prendas.
Odio recién entender que era yo que estaba viajando y encontrándome a mí mismo.

Sí, yo también una vez salí de mi cuerpo, había un sonido muy agudo y alto, pensé que me estallaría
el cerebro y que vería mi sangre desparramada en las paredes. Volví a mis ojos para abrirlos y ver qué pasaba.
Del otro lado de la ventana los tipos de negro en su nave me observaban, ¿a dónde vamos a ir hoy? Tú te quedas.
No, otro día más se acerca. Si mueves la tierra en sentido contrario podrías retroceder el tiempo como superman.
Nadie puede hacerlo, pero es posible.

-De eso estaba conversando con el mono la vez pasada.
-Par de quemados. Cómo chucha sabía el moshi ayer que íbamos a estar acá sentados hoy, si se me ocurrió venir a verte
cuando pasaba por acá de casuela.
-Ha estado drogándose metido en su jato todos estos días. Ya no baja.

Ah, también ha estado pensando en cómo desmaterializar su cuerpo para weviar por otros sitios. Ese wevón.
Habían días en los que no había nada que hacer. Ir a la tienda a comprar puchos, llamar a alguien que nunca estaba,
salir con la gente a hacer lo mismo de siempre. ¿Qué te ha pasado?
-No sé tío, pero cada palabra que aparece en mi mente, aparece también en la realidad.
-¿Palabras en la realidad?
-Te lo juro y no sé si es que primero lo pienso
y luego sucede o primero sucede y luego pienso en ello. Pero no quiero nada. Y tal vez sea eso. Hace un culo que no aparece nada que
que me devuelva las ganas de que esto sea distinto. Así andamos todos ¿no?
-Seh la gente no sale de su cama más que para ir a jugar winning. Ociosos de mierda. Pero ya pues si no quieren hacer otra cosa, ya fue.

Los hombres volvían a la semilla y con la llegada de la siembra los espíritus de sus guerreros muertos, volverían al ciclo de la lucha.
Por eso no los recordaban. Morían y eran olvidados, sus cuerpos abandonados como islas entre mares de sangre. Las mujeres llevaban sobre el pecho
una bolsita con maíces, con los que luego darían de comer a su nación errante.

A veces llego a un sitio y encuentro algo que comer, alguien a quien contarle lo que he visto, lo que pienso y a quien escuchar.
Un hombre con solo un polo, sentado en una piedra gimoteaba en Habich. Lejos de él, otros lo miraban. Una señora le regaló un periódico.
Mientras yo pasaba cogió un piedra del tamaño de su puño y chilló como un perro cuando no encuentra la salida de la noche. Pensé que me la
tiraría pero lo miré a los ojos y pude ver que no era eso lo que quería. Sus piernas hinchadas, como el resto de su cuerpo cubierto de tierra
delataban a un hombre que había usado su cuerpo para trabajar durante toda una vida.

Sí, es absurdo pero olvídate. Uff la gente se divierte como mierda con esas wevadas.
Chibolas de 14 que se inician en la vida sexual hartas de sus padres.
En algún momento la mente se dividió en especies. Y hoy se está dividiendo en individuos.
Friends without head que no quieren ser nada.
Así es no hay nadie como tú. Algo de ti hay en todos nosotros. Estás hecho de todos esos otros que has visto hasta ahora.
-Se le blanquean los ojos, siente tanto placer que se le tuercen los ojos como si quisiera ver muy adentro de sí,
como si no quisiera ver nada. Pobre perra.
-¿Tú qué sabes acerca de lo que veo? Tú no sabes nada.
-Sólo sé lo que te gusta, lo que no puedes dejar de consumir día y noche, en lo que te gastas toda.
-¿Y tú? Tú también te estás gastando, ¿no te has dado cuenta?
-Me estoy yendo, tú lo has dicho y de esa forma también estoy reapareciendo, en lugares que no recuerdas.
-Pero ese no eres tú. No eres tú. -Ella comenzó a llorar.
-Tú qué sabes quién soy yo.
-Tú eres lo que en este instante está haciéndose infinitos pedazos de ti mismo dentro de mí queriendo regresar una vez más para poder satisfacerme.
-Y tú eres una esclava de tu propio instinto.
-Nunca vas a ser un Buda.
-Por que tú nunca vas a dejar de ser una perra.

Me imagino que así veía Dalí la cópula de los canes sin dueños mientras sus amiguetes la vaceaban toda con mujeres que alquilaban sus cuerpos por esos años.

Lo que es buenazo es que las wevonas te respondan "eres mi macho" cuando les preguntas quién soy.
Naces porque quieres hacer algo antes de morir.

No, no se acaba nunca. Esto nunca se acaba. Porque así es el amor.

Antes de nacer yo fui tú y recuerdo todo lo que has hecho, todo lo que haces y todo lo que vas a hacer y no te quiero decir nada.
Porque prefiero que pienses que estoy loco antes que arruinármelo todo. Eres tan bonita.

-Naaaa, mal inicio tío, demasiado lynchano y lo de bonita está de más, pones a una rubia con cintura entre las tetas y el culo y ya. Además Dalí tampoco fue el único surrealista. A propósito ¿qué fue de los surrealistas?
-Tirados en sus camas, sin nada que hacer.

Y hoy ¿qué haré?, bostezó mientras abro mis ojos a este nuevo día. Hoy va a ser más de puta madre que ayer. Otras 24 horas más para dormir
en la habitación rosa de Polina Aleksandrovna.

Yo, bien ¿y tú?

miércoles, 9 de enero de 2008

Esporádico = sport addict

Dos brazos, dos piernas.
Cabeza.

Era temprano, es lo único que recuerdo. Han habido tantas cosas en la tele.
No tienes por qué quedarte aquí, puedes irte si quieres.

Nada.

Nada.

Hice mil cosas, como vestirme de la pantera rosa
y rodarme por las escaleras sin soltar el puto ramo de flores.
"Ella usó mi cabeza como un revolver" suena en la radio en mi casa
que no tiene radio.
Tengo ganas de tirarme a llorar, pero eso también ya lo hizo alguien
antes.
Y lo hizo mejor.
"E incendió mi conciencia con..." no recuerdo con qué indendió su conciencia
pero así se siente cuando la verdad... tampoco recuerdo lo que pasa con la verdad
algo de "sometida".

Hay nubes grises en mi mente, huecos de explosiones en el granito. Vacíos.
Despedidas para siempre. Algún día volveré a mi casa, a alguna casa, a encontrar
a la princesa vampira que respira, que... qué más da. La música de radio es lo único
que no ha desaparecido. No puedo recordar qué hice ayer. Ni qué quería hacer mañana.

Quiero seguir olvidando y todo lo que veo es lo mismo, de vez en cuando siento hambre.
Aparece alguien y dice varias cosas. Ya no sé cómo decirle que no sé quién es.
De todas formas se aparece como un chiquillo de ocho años que grita: ¡a ver pégame pues!
¿qué? ¡no te atreves!

Me tiro a dormir. Al día siguiente son las 3 de la tarde y solo he dormido una hora.
Despierto agitado, sin nada qué hacer. No te quiero.

Honestamente no recuerdo como fue tú última sonrisa. Pero desde esa vez no puedo olvidar
poner ningún acento. No sé quién eres ni qué quieres. Lo mejor de todo es que no tiene fin.

A veces despierto y hago un recuento de las partes de mi cuerpo,
-una breve lista: nariz, mentón, diez dedos en la mano izquierda; nada demasiado complicado-
para saber quién soy y dónde estoy. Qué estúpida esperanza la de no poder hacerlo.
La de despertar en un sueño
con un nuevo cuerpo, de apéndices huidizos e incontables o habiendo muerto inesperadamente
como tantos otros dignos de envidia que vagan entre el vacío y las pesadas cargas que sus
corazones quieren llevar consigo. A dónde quieres que te lleve hoy, pregunta la voz.
A ningún sitio aquí estoy bien, le respondo como callándola. Te puedo decir todo lo que deseas saber,
persiste en su afán por llamar mi atención. Nada me interesa. Tío, eres un muerto, un zombie.
¿Tú qué sabes? Luego escucho las risas de mujeres gordas y despeinadas, como ratas dándose un banquete
en las tuberías del desagüe, intensas dentaduras retorcidas, brillante caspa e inmundicia bajo sus uñas.
No puedo soportar su risa más. Volteo y nuevamente el tipo cubierto de un extraño hollín en todo el cuerpo
y una mirada biliosa y rojiza, imperturbable y burlona, totalmente fuera de este mundo me recuerda que es
imposible salir de aquí. Qué espere la llegada de esos asesinos que la humanidad ha estado esperando
eternamente. Para que nos expulsen con su beso de estas fosas.

El otro sol se apaga y queda el de siempre
brillando sobre las capotas de los autos y los gritos de la gente
o sus pasos apurados.
Subo al puente y desde ahí puedo ver la enormidad de la bestia.
Sí, soy arrogante ¿y qué?
Los dos reímos.
Bajo y en casa, donde ya nadie me espera y donde sorprendo desagradablemente cada día con mi retorno,
veo más tele.



Suena el timbre. Ve a ver quién es. Mamá, es un señor que quiere tomar té. Dile que pase, muéstrale dónde está el azúcar,
que se lo sirva, que estoy ocupada.

Mamá, dice el señor que gracias. Ha dejado sus biscotelas, ¿puedo comer una?

Me llevé la guitarra, pero dejé el xilófono.
Alguien se quedó con mi puesto.
Tomé un asiento, seguía tibio.
Sé que extraño a alguien, pero no recuerdo a quién ni por qué.
I keep forgetting
the smell of the warm summer air.
Otra vez ha hablado alguien que ¿no soy yo?

Imágenes graves

Emerson decía que el ojo no crea a la rosa, y tiene razón, y la tendría más si su perceptiva afirmase que el lienzo y la pintura si crean a la rosa, y que para cuestiones de procedimientos la percepción y la representación son lo mismo.



Las imágenes del recuerdo de la niñez, las imágenes suscitadas por las drogas ––y tal vez las de los sueños–– tienen un horizonte más hondo.
Mejor empezar diciendo que el sueño que tuve la otra noche, en que aparecían entretejidas personas y circunstancias de distintas épocas de mi vida, me demostró que mi vida no es más que esos objetos, o más bien, que eso es todo lo que verdaderamente hay en mi vida, y que los pensamientos y conocimientos que no se proyectan en esos horizontes no existen.
Por otra parte los pensamientos, las imágenes que en ellos discurren, son para el nervio de la existencia sustancias tan emplazadas como los objetos en la naturaleza física de la realidad.
Pero el campo de percepción es uno sólo, es decir, el pensamiento discurre como objeto en el campo de visión que nos brindan nuestros ojos. Más aún, las imágenes que voluntariamente o no reproduzcamos en nuestra mente se sitúan en este campo visual por su impronta emocional, como un sello de agua o un fotograma bastante tenue colocado encima de la “realidad”. En esta coexistencia indubitable el nervio de la existencia discierne sustancias; las sustancias del mundo físico parecen no hacer innecesario este proceso, pues están asentadas bajo la línea del horizonte en el mundo real, en el plano de las cosas, casas, calles y paisajes existente… salvo los aviones.
Las sustancias imaginadas, aunque conocimientos o derivados de esa realidad física no pueden asistir a la gravidez de lo físico, por lo cual les corresponde la consustancialidad con el cielo.
Por lo tanto, abajo el horizonte y el mundo real, existente, que por sentido común se admite de antemano, y arriba quedan las ideas e imágenes, lo indefinido, comunes a la ingravidez del cielo. Estoy hablando de discernimiento o respuestas elementales de la percepción, y no de ideologías o filosofías.
No creo que sea es exagerado agregar que tender a mirar bajo el horizonte, más aún, al suelo, ser cabizbajo, relaciona al individuo con aquello que es definitivo y con un desenvolvimiento seco o casi seco, pesimista, y que quien tiende a mirar al cielo se apresta al ensueño en lo indefinido.
He situado dos áreas, pero naturalmente hay tráfico entre ellas, como los valores emocionales de cada sustancia van cambiando. Todo lo alto se hace espiritual y majestuoso…
Este discernimiento del que he hablado le corresponde a la poesía, que conoce los intersticios del lenguaje, es decir de la representación del mundo; y naturalmente a la sicología.
Nada de lo que ocurra en la caverna de los matraces importa más que alcanzar la satisfacción y el placer sin egoísmo. La poesía puede manifestarse contraproducente, pues profesa la fe de la insatisfacción.
(El fanatismo por la insatisfacción del crimen es arrogante)

Contribución de Sancho.