Solo encontré esta foto. Salen los chinos, chotas en el arco. Yo de nuevo galaneando en esta foto mismo Oliver contra el Franco Canadiense, porque del otro lado estaba Teto, neciazo jugando con tabas. Sale el casco del Apus, mi hermana y Héctor, del que no sabemos mucho.
Héctor, si algún día llegas a reconocerte en esa foto, espero que consideres el trabajo que me costó tomarla, para que al final todas salieran borrosas. Me llega al pincho el pasado, pero a veces es como un cobertizo en medio de la lluvia o un domingo a media semana después de haber almorzado. Esa fue una de las tardes más divertidas de toda mi vida.
Me llega al pincho el frío, pero igual prefiero el frío que el calor.
- Con qué derecho vienes a llamarme de esa forma -ella le increpó.
- Con el derecho que me dan las putas ganas que tengo de joderte... ¿por qué?
Así se conocieron, tuvieron hijos, en fin, fueron felices.
o la destrucción de las formas inquebrantables. Sobre cómo tres muchachos decidieron poner un puesto de pop corn en la avenida y de cómo las monjas chinas les preguntaron dónde quedaba el jardín oscuro de Schöenberg, ellos al ver que las uniformadas en el hábito de nuestro Señor Jeremías Equisto no llevaban peniques ni chibilines, las mandaron al desvío sin percatarse que el camino que les señalaron con desidia las llevaría a través del tortuoso sendero de una felicidad infinita.
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1 comentario:
Es que el pasado no deja de pasar.
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