viernes, 12 de octubre de 2012

¡Y así nació el Taller de Creación Literaria Alrededor de la Fogata!



Puede resultar interesante lo que escribí una mañana luego de jugar un rato con la idea del Taller de Creación Literaria.

Estaba yo pensando seriamente en cambiar el mundo, después de haber sido lo suficientemente sabio como para saber que primero tengo que cambiarme a mí y ahora que sé que soy un universo en constante cambio he decidido pasar a la acción. Sin embargo todo el mundo me dice: oye, pero el mundo es horrible, cómo puedes venir a decirnos que esto es el paraíso en la Tierra y que todo está bien y que todo es amor y que la felicidad es permanente y duradera si de todos modos te vas a morir algún día, y no solo tú si no que, más lastimosamente aún, verás morir a quienes más quieres, y las tragedias en el mundo están a la orden del día bombardeándonos desde todos los medios y en cada esquina: violencia, abuso, prejuicios, etc. Por más que no lo quieras admitir o lo quieras ocultar: tarde o temprano vas a sufrir…

Pues yo les digo que no, y no anuncio ninguna religión. En todo caso inventaría una nueva  para que ni cristianos ni budistas ni musulmanes ni televangelistas ni new ages pretendan contemplarme dentro de sus huestes, pero no lo haré y al mismo tiempo todas lo hagan. Porque prefiero que cada uno de los participantes de este taller le ponga un nombre a su propio método de salvación. Puede ser llamado como se quiera, a gusto del cliente, adquiriente, receptor, participante y único beneficiario de este saludable espíritu díscolo y libre de sufrimiento.

¿Pero qué taller es este que promete la salvación y de qué tipo de salvación es de la que habla? Pues de este taller de literatura o creación literaria o creación de discursos o creación de textos o programación de textos o programación neurolingüística o taller de oración o curso de enloquecimiento colectivo gradual y guiado a través del universo o de cómo zambullirse en las llamas de su propia mente hasta perderse y regresar con vida para contarlo alrededor de la fogata o teoría de las esferas o sobre cómo un chico decidió cambiar el mundo y comenzó con un taller literario.

En todo caso, como todo taller éste también se desarrollará en clases, con un estricto horario, a pesar que para la creación no hay nada peor que los horarios (a sabiendas de que escritores de mucho renombre, Vargas Llosa por ejemplo, escriben todos los días a cierta hora de la mañana y a sabiendas también de que lo último que ha escrito a favor de los totalitarismos capitalistas y cosmopolitas no tiene ya nada que nos entibie el pecho en esta oscura y lluviosa noche en la que los corazones solitarios salen de compras y a bailar como si esas distracciones fuesen las drogas que sus padres les han enseñado a consumir justamente para no lograr ningún cambio en el mundo). No hay horarios tampoco para la revolución ni para aprender o enseñar. Uno no puede dedicarse solo un par de horas al día o un par de días a la semana a cambiar el mundo, a este tipo de menesteres hay que dedicarse, como los médicos, a tiempo completo para un excelente resultado curativo.

Así el primer reto en mi labor es crear una currícula de estudios que me permita socializar mi felicidad y mi fe en que lograré mi cometido. En ese sentido los primeros pasos deberán ser los más inequívocos para que después podamos movernos más rápido y podamos derivar en futuros exaltantes y maravillosos, del mismo modo aterrizar como lluvia en hojas de papel manchadas con las huellas de nuestro paso presentista por aquí.

En cada sesión se propondrá un tema sobre el cual escribir durante la semana y se leerá y analizará todo lo que cada participante haya escrito acerca del tema anterior, puede hacerlo de la forma que quiera, no restringiremos a la literatura solo como el modelado de la palabra escrita, si no que apreciaremos también características muchas veces olvidadas pero propias de este gentil arte como la improvisación y la oralidad en términos de efectividad retórica. También se usará el poder evocativo de las imágenes en sus distintas variantes: dibujos, ilustraciones, pinturas, fotos y videos como medios de expresión, mientras que respecto a lo auditivo: música interpretada, grabada o mezclada que aporte y dote con significados nuevos y se entrelace efectivamente con los hilos sémicos de los otros medios de los que el participante quiera hacer uso.

Se discutirán los puntos de vista que, como en un potlatch, los participantes brinden a esta celebración con la esperanza de que sea el tiempo el que dé por finalizado el diálogo y no el silencio, la desidia, el conformismo o la nada. Pues mientras no seamos clones o zombies o androides hechos en serie, nuestras evidentes diferencias nos mantendrán acalorados a la hora de alucinar el futuro, rememorar el pasado o ver qué es lo que vamos a hacer con esa parcela de presente que compartimos y compartiremos espero yo que por un agradable buen tiempo. La curiosidad será el capitán de nuestras naves. Así que los temas que tocaremos irán a la deriva junto con los intereses de los participantes, entre los cuales me incluyo.

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