Imaginemos que la persona que me vende drogas me ha ofrecido armas y una comisión en hierba por amiguete mío que le compre una. Sigamos imaginando que mis amigos son como yo y se mueren por tener entre sus manos una deliciosa arma de fuego que poner en todos los labios de sus víctimas y el resto de enemig@s de Dios.
De eso conversaba con JC, cuando me dijo:
–¡Ala qué paranoico que eres!
–No, no es paranoia, la paranoia es sensación de miedo, alerta o preocupación frente a una amenaza fantasmal. Yo quiero un arma por seguridad. –Aunque, ahora que lo pienso, podía haber sido por divertimento una mejor respuesta.
–Yo prefiero estar ahí no sintiéndome seguro, pero tampoco con miedo. Es como cuando caminas en Miraflores, –en ese momento pasábamos por esa zona horrible de Angamos llamado Chicago chico, aunque debo afirmar que la conversación fue tan acalorada que destruimos una vez más el tiempo con un diálogo furioso que terminó como todos en una despedida y un hasta luego, después de un riko sanguchón– simplemente no tienes miedo, pero tampoco te sientes seguro.
–Tienes razón, no necesito un arma para sentirme seguro. Solo tengo que pensar que nada malo puede pasar.
El resto de la conversación giró a otros temas que no tienen mucho que ver con el que ahora abordo. Yo había estado imaginando un futuro en el que todos tuviésemos el derecho de portar armas, sobre todo yo y mis amigos. Pero también recordé que la revolución cotidiana es la revuelta de los cojudos frente a los pendejos. Y que yo soy del equipo “SÍ, PÉGAME, INSÚLTAME, EXCLAVÍZAME, TORTÚRAME, ASESÍNAME, ME DA IGUAL, NO PUEDES DEJAR DE DARME RISA. SÍ” Y bueno debo decir que en parte la culpa de que haya desistido de comprar armas la tiene Death note, que es el anime que estoy viendo con el Flemong los domingos.
Trata sobre Kira, un tipo de 17 o 18 que es el genio de su clase y encuentra una death note donde puede anotar los nombres de las personas que desee asesinar para que éstas mueran de la forma que él escriba. Y que desea ser Dios y crear un mundo perfecto motivo por el cual comienza a asesinar a todos los delincuentes. Luego la gente se entera que los delincuentes están siendo asesinados y comienza a tener fans. Pero la policía quiere capturarlo y contratan a L, que es el otro personaje más increíble que he visto desde Sherlock Holmes para investigar este caso, un tipo sin tabas, con ojeras, pupilas recontra reventadas –por esas pupilas debe ingresar tanta luz que difícilmente podría decirse que esté despierto, aunque tampoco podría afirmar que duerme, de hecho no lo hace– cuya capacidad de análisis es demasiado pendeja como para ser real.
El caso es que se pone en este anime, entre otros muchos temas como el amor y la amistad, en debate el concepto de justicia. Como 1)“hacer el bien” o 2) el “no hacer”. O 1) entre destruir el mal / implantar un orden “bueno” o 2) investigar para conocer la verdad la cual es siempre un misterio y no se puede establecer como “buena” o “mala”.
Vean ese anime. Luego hablamos. Qué tengan un bonito viaje! (Me quedo con la filosofía de L, aunque si supiese su nombre y lo hubiese visto lo anotaría en mi death note)
Ah verdad, piensen en Matrix revolutions! es la mátriz viteh! Si alguien quiere comprar armas que me pase la voz de todas formas. Los tigres tienen garras y colmillos, el ser humano tiene la mente que es una espada con forma de árbol del tamaño de una ciudad entera, llena de calles, pasajes y callejones sin salida. La mente es EL ARMA FINAL, PISEN ACELERADORES KSMMMMM!!!!!!!
o la destrucción de las formas inquebrantables. Sobre cómo tres muchachos decidieron poner un puesto de pop corn en la avenida y de cómo las monjas chinas les preguntaron dónde quedaba el jardín oscuro de Schöenberg, ellos al ver que las uniformadas en el hábito de nuestro Señor Jeremías Equisto no llevaban peniques ni chibilines, las mandaron al desvío sin percatarse que el camino que les señalaron con desidia las llevaría a través del tortuoso sendero de una felicidad infinita.
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3 comentarios:
Aquello que cuentas como entrada a tu blog, sobre las monjas y el tortuoso camino a la felicidad infinita me gustó y me sorprendió desde que lo leí y recién hoy comprendo porqué. son sólo unos muchachos extraviados los que hacen, con desidia, perderse a unas monjas que tampoco se ubican bien en la ciudad. Lo que éstas terminarán encontrado es el camino a la felicidad verdadera. Es una evangelización bizarra, tortuosa, involuntaria y caprichosa, bien graficada porque quienes reciben el nuevo dogma son ya pequeñas fanáticas de ídolos caducos y poco rentables (no tenían dinero para comprarles canchita a los muchachos, de lo contrario seguro se hubieran ganado su simpatía).
finalmente, creo que uno de mis amigos está a punto de alcanzar la gloria plena del surferismo instantáneo y de la muerte fugaz y el me llega al pincho lo demás. Ké bien!
Asesinen a sus putos ídolos! Claven! Y a mí, simplemente no me hagan caso.
El mejor arma de los seres humanos es la palabra, la palabra y la acción. Toda clase de herramienta, no rudimentaria, externa a la mente y al cuerpo será siempre un arma usada en su contra.
"La gente cada vez que tienes más miedo, fabrica a su vez más armas para sentirse seguros"
La mejor seguridad que hayamos de conseguir será terminar con toda arma bélica o instrumento de opresión (autos, cárceles) a fín de que esto garantize nuestra seguridad y desarrollar conflictos y transgresiones mentales con los demás humanoides. Mientras tanto seguiremos siendo nosotros las herramientas y las máquinas nos seguirán poseendo.
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