miércoles, 16 de julio de 2008

Palabras








Existir es escribir. Todos somos escritores. Vemos palabras, sentimos palabras, decimos palabras, creamos palabras. Llenamos el universo, ese vacío burlón, ese espejo puesto frente a otro, con palabras. Las palabras tan despreciadas por nosotros, que últimamente solo nos interesa salir de fiesta el fin de semana y ver qué hacemos con la chica más buena del sitio, son en realidad lo más importante en el ascenso al cielo. Son los peldaños en las escaleras imposibles de Escher. Si te pones a pensar en cada una de ellas como por ejemplo "ellas". Se refiere a "ellas", dentro de lo que quería decir me refería a todas las palabras, pero ¿puedes imaginar todas las cosas que "ellas", puede significar?

O árbol o casa ¿cuántos árboles diferentes entre sí pueden ser encerrados en la palabra "árbol"?

Sí, si no estás aquí, si no me arrancas la verdad a mordiscos, nunca vas a tener idea de lo que estoy hablando.

Hubo un tiempo en que pensé que debía ponerle un nombre nuevo a cada cosa a la que volviese o quisiera volver constantemente para recordarla y para poder llamarla mejor. Como por ejemplo a Wy Novak, un flautista que entraba por la ventana haciendo música. También hubiese podido ponerle un nombre a cada una de sus composiciones. Pero de él aprendí que la música suena una sola vez, una sola vez pasa entre los dos vidrios, una sola vez alguien la interpreta, aunque pueda ser escrita en una partitura y luego reinterpretada infinitas veces más. Cada nota nace y muere, única y es un sentimiento, un pensamiento, una idea que va de un lugar a otro. La música alguien la escucha y alguien la entona. Puede ser la misma persona o pueden ser dos distintas o muchas de un lado, como de otro.

La palabra nace en el centro de una espiral y la recorre toda para caer en el centro de otra y de otra y de otra.
Todo está relacionado con todo.
Todo es una sola cosa.

Dios habita entre nosotros, nos mira desde el espejo que es cada persona que nos cruzamos, cuando caminamos preocupados por nuestras propias tribulaciones; es cada neurona, cada sistema nervioso y cada organismo o envoltura que le sirve para explorarse, para recorrer sus calles, sus pistas, sus ciudades, sus mares y sus sitios vírgenes; sin darnos cuenta de nada. Él sí se da cuenta y lo sabe todo. En san pedro le preguntas y él te responde y de esa forma sientes que lo sabes todo, pero es un engaño. El pez no puede sentirse mar, aunque sí algunas veces.

Miguel es una de esas pequeñas cosas que algún día morirán. ¡Qué bien! Adentro de Miguel está la cosa que "yo soy" la cosa inmensa que está ahí existiendo como una cámara oscura. Miguel tiene razón cuando dice: yo no soy yo, yo soy otra cosa. Porque soy esencialmente dos cosas a la vez, dos conciencias. La mía propia y la de mi ser-con. Toda esfera es un espacio de cohabitación. El ser humano es el ser creador de esferas. Existir es escribir. Escribir es dialogar. Dialogar es ponerse en los zapatos del otro e intentar traducirlo a nuestro lenguaje para comprenderlo.

Las bestias salvajes del espacio van a llegar en sus magníficos y hermosos cuerpos y tendremos qe hablar con ellos o terminarán con estos cuerpos y nuestras almas les pertenecerán. Ellos ya verán qué hacen con todos aquellos a los que no les importa su libertad. A las manadas les da igual seguir a un pastor o a otro.

¿Quién podría adivinar hasta donde estos añicos anarquistas podrán volar? Lo que sea estará bien. ¿Formarán nuevas colonias de crustáceos en el fondo de los océanos? Yo qué sé, su vagabundeo siembra el caos. Fructifica la felicidad interminable, se pudre y fertiliza la tierra. Wy Novak, el ser que es puro viento inspirado, haciendo el ruido de una ventana mal cerrada un domingo al oscurecer en la habitación de un niño de seis años que no quiere prender la luz después de haber jugado solo toda la tarde. Entonces comienza y suena, triste, como el lamento de un lobo. El aire helado comienza a entrar gimoteando como un extranjero con sombrero y sonrisa. E inunda el cerebro hembra-fértil con su canto. La revolución cotidiana comienza ahí. En la idea de no descansar hasta conocer el cuerpo del hablador. ¿De dónde vienen las palabras? ¿De dónde vienen? ¿Por qué Altazor cayó a la tierra en un Ai a i a a i i i i o ia? ¿Por qué caer a tierra? ¿A quién salvar de su propio lenguaje, de su propia forma de entender el universo, de su propia casa convertida en celda sin salida? Todo, todo es un montón de arena cambiando de formas a pedido del demiurgo, el poeta, el creador de palabras. El que con su flauta hace la música con su propia Tao. Cada adoquín de este sendero tiene escrita una palabra con plumón negro. Hay una enorme que dice amor, y otra que dice vida, otra dice luz, otra dice verdad, una más allá dice felicidad. Todo lo que quieras aparece en tu cerebro con una sola palabra.

Somos escritores desde que nacemos. No podemos seguir negándolo. No podemos ser tan irresponsables como para no pensar que el universo que vive cada uno, no ha sido creado por cada uno. Lo que para algunos es una vaca para otros es un Dios. ¿Por qué no ver a Dios en todas partes y sobre todo en uno mismo y en los demás? Todo está muy bien y va a ponerse mucho mejor.

Extraido de: Tratados filosóficos de un triste

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