domingo, 12 de octubre de 2008

Tiempo real vs. tiempo falso



Básicamente el tiempo se clasifica en dos categorías: el tiempo real y el irreal.
El tiempo real es el presente eterno. Toda conciencia lo intuye. Se lo vive gracias a instinto, intuición y sobre todo voluntad. Sin embargo, nada hay que se pueda decir de él. Es transformación pura y puro ser en constante contradicción/complementariedad. Simplemente oximoron inexpresable. Dios, sendero, vida, felicidad interminable, existencia, etc. Con mil palabras llamamos al tiempo real y todas son erróneas. Por encima de todas nuestras palabras el tiempo real, este presente que "ya tú mismo explícate con tus propias palabras", se ríe de todo por encima de todo, de todo lo falso, de todo lo demás.

El otro tiempo es el tiempo falso o irreal mejor conocido con dos palabras que muchos creen opuestas, pero que significan lo mismo: pasado y futuro. El tiempo que o bien no llega o ya se fue y sobre el cual tenemos total control, dado que solo existe y tiene ser en ese espacio inconmensurable e íntimo que llamamos imaginación. Sí, es verdad, la experiencia no sirve para nada. Sin embargo ambos tiempos están muy relacionados, extrañas correspondencias parecen ser el lenguaje que los comunica.

Absolutamente todo lo que sucede en nuestra mente son representaciones en movimiento, fluxus en devenir hasta que nos concentramos en un objeto. Cuánto tiempo puede gobernar nuestra mente ese objeto, no lo sé alguos segundos, un par de décadas, yo qué sé. El tiempo real está siempre copiando al tiempo falso. El tiempo falso es todo tuyo, es tu parcela de tiempo en el que puedes hacer lo que te dé la gana y del cuál eres Dios-creador-organizador-cosmizador. En el tiempo falso puedes hacer lo que quieras -incluso tirralo al suelo ver como se parte en pedazos, quién sabe conozco adultos que tardan años en reconstituirlo y adolescentes que el lunes ya lo tienen todo pegado con masking tape y uhu- y cuando en realidad eres nada, de pronto plop el tiempo falso se convierte en el tiempo real de la mente vacía, mente despejada y esclarecida como la superficie de un vaso con agua o un corazón totalmente libre de deseos, anhelos, angustias, miedos, emociones.

Eso creo que tendría que llamarse vida pura. La conciencia que ha dejado de ser humana, la conciencia cósmica, la conciencia que se convierte en universo tiene vida pura. Se hace inmortal, invisible, amor puro, luz, maestro surrealista. Todas las conciencias son cósmicas, las hay algunas que lo saben y otras que no. Las hay que nadan contra la corriente, las hay que se dejan fluir con el único fluxus sin nombre, el del tiempo real.

El llamado fin del mundo sucede cuando el tiempo real toma el espacio dejado por el tiempo falso. Y el eterno presente convertido en felicidad interminable toma el lugar de todas esas fantasías que habitan en el tiempo falso. Probablemente nosotros los humanos sigamos siendo zombies por unos años más. Seres anfibios que emergen sus ojos al tiempo real de vez en cuando, pero que regresan muchas veces enceguecidas por el esplendor a su vida bajo el agua comfortably numb del tiempo falso: todos esos recuerdos y proyectos que tienen. Si no es hoy, no es.

El viejo monje zen tomaba cada oportunidad que se le presentaba sin titubear. El nuevo monje zen fabrica sus propias oportunidades en el tiempo falso y espera a que como la fruta madura caiga sobre su mano. Hace poco vi, kung fu panda.

Extraido de: Tratados filosóficos de un triste

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