1 dedícate a explorar: nuevas calles, nuevas formas de ver, pensar y actuar, nuevas tradiciones y costumbres, nuevas personas y sus reacciones. Los amigos son para siempre, los caminos se forman con las pisadas que con el tiempo los han despejado y endurecido hasta hacerlos transitables y carrozables, aviéntate a los oceános y si naufragas sobrevive hasta que puedas construir otra nave y vuelve a zarpar. Lucha contra tu propia ignorancia y lánzate a conquistar lo desconocido con amor. Es cómodo sentirse en tierra firme, pero si al igual que cada día quieres algo distinto no dudes en partir.
2 has mapas, te serán útiles a ti y a quienes vengan después de ti. Una vez que hayas terminado, vuelve a hacerlo pero esta vez mejor. En tu camino no hay derrotas solo falta de insistencia, persistencia, constancia y resistencia. Todo este universo es tuyo. Hácelo entender pero no te apresures que para eso tienes toda la eternidad, es decir este instante nada más. Has mapas, establece reglas, pon normas, observa y describe minuciosamente todo. Siéntete libre de dudar de todo eso y destruirlo cuando quieras, recuerda que de todos modos estás equivocado y el error es parte de lo inevitable. Regozíjate que lo divertido de hacer un castillo de naipes es verlo derribarse. Llegar rápido a un puerto seguro es lo útil, pero recuerda que es mejor lo inútil, el desperdicio de tiempo que implica perderse y relacionarse con otros organismos. El imperio del sol, es un imperio de amor. Parte del planeta en llamas con tu nave espacial, lánzate a la aventura del rizoma fractal, donde huir es imposible. Si esto se va a acabar, disfruta al máximo de cómo se termina, de todas formas el final no existe, tampoco el principio. Ouroboro o Alfa y Omega, esto es todo lo que tienes: un universo esperando tu despertar.
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