Abrí una puerta y encontré una biblioteca con todos los títulos que habían desaparecido desde mi infancia de mi mochila, estantes, casillero, baño, habitaciones, todas esas historias ahí almacenadas. Almacenamiento de información: de pronto los diskettes y cds también desaparecieron de donde los había dejado. Todo había ido a parar a esa vorágine de información ordenada en filamentos tensados entre el suelo y el techo, miles de arpas todas ellas en filas mediadas por pasajes por los que difícilmente un gato hubiese podido transitar sin hacerlos vibrar. Al final del pasillo principal, una pantalla para ingresar datos de búsqueda, un casco con sensores neurales y anteojos, un cómodo sillón al frente y otros sillones alrededor de una mesa llena de revistas con imágenes de cabezas y máquinas tiradas y revisteros medio llenos de publicaciones con letras pequeñas a los lados. Paso 2: una vez colocado el casco, presione este botón para identificar y procesar su mente.
Un flashazo, no sé cuánto tiempo transcurrió. Me sentía lleno de energía y curiosidad. Paso 3: busque la historia que quiera actualizar. Un menú se desplegó con alternativas por defecto y otras sugeridas por otros usuarios. Género, nacionalidad, época, atmósfera o paisaje, lírica, policial, transexual, Ulises. Al principio no entendí, pero hice clics al azar. Desperté y era un insecto, pero además sentí un latido a la altura de la sien que no me dejaba fluir por la banda deslizadora automática de cajera de supermercado. Veía un botón que decía siguiente (superhéroe) en una esquina de la habitación me crispa los nervios, y luego en la pared desesperación y luego en el techo Dios mío qué he hecho. Un poco de calma, sin lugar a dudas un botón inexistente, que no puedo presionar, que no está en ningún lado y solo en mi mente, gusano sin brazos con anteojos amarillos, metida en mi visión, creo que tengo implantado un proyector encendido todo el tiempo, guiño el izquierdo, luego el derecho. Está en los dos ojos. Pronto abrieron la puerta y mi padre me tiró una manzana que se incrustó en mi cavidad torácica. Pronto moriría. El botón comenzó a parpadear. Pero pasaron los días y nada pasó. Me comencé a preguntar por qué era un insecto y las escusas que tendría que darle a mi jefe por no haber asistido al trabajo. Superhéroes titilando.
Estoy harto de estar aquí.
De pronto dentro de mi mente tuve una mano, un guante blanco. Mejor dicho mi mente se convirtió en guante blanco. Una parte de mi mente se convirtió en guante blanco o apareció un guante blanco que podía moverse manipulado por mi mente o mi mente movía por el espacio un guante blanco imaginario, al igual que el titilante botón de Siguiente (superhéroe). ¿Podré hacer clic? ¿Dónde debería hacer clic en siguiente o en superhéroe?
Hice clic en siguiente y se desplegó un menú que de arriba a bajo contenía: superhéroe, villano, observador, (...) hice clic en los tres puntos y casi pierdo de vista mi habitación, la cantidad de opciones que se desplegaron ante mí me ocultaron casi todo lo que tenía al frente, que en estos momentos, tirado en mi cama era prácticamente el techo y un bulbo eléctrico apagado, alumbrado malamente por la luz que se colaba de la calle por la ventana y que del mismo modo alumbraba según atisbaba con el límite de mis retinas, un mueble que estaba lleno de ropa vieja, daguerrotipos y unos adornos metálicos empolvados sobre unos sucios cubre mesas de hilo tejido y percudido.
Qué más da, cerré los ojos, todas las opciones se hicieron más brillantes. Sudor frío descendiendo por mi frente, decenas de patitas estirándose y flexionándose desde mi tórax hacia el espacio exterior. El guante volvió a moverse. Me he dado cuenta que soy un guante y me estoy viendo pasar encima de una gama de opciones que iconizan mi futuro. No sé si escogiendo alguna de ellas volveré algún día a ser quien fui. En todo caso yo hubiese programado esto con un botón de pánico o salida que me devuelva a aquel día en que llegué a ese sitio donde me conecté a la máquina, pero no lo encuentro. Puedo hacer clic en superhéroe, pero eso me hará despertar en medio de una batalla o tal vez volando por el cielo en medio de edificios esquivando las redes de el hombre araña o debajo de un puente de hierro para que pueda pasar un tren sin descarrilarse ni caer al río. Si hago clic en villano tal vez esté empuñando un arma y a punto de asesinar al héroe o podría estar ultrajando a una señorita indefensa o lo peor de todo yo podría estar siendo ultrajado en una prisión mientras los policías se atoran de la risa con sus salivas. Observador, parece ser una buena opción, parece ser la opción que brilla de amarillo, como brillaba el paso 1 antes de que lo ejecute. Las demás opciones no están en mi idioma, me pregunto qué podrán significar: Lataré, Miovidil, Treconoxa, Fetoloc, Vidintélogo y qué relación podrán tener con superhéroe, villano y observador. ¿Por qué hay super héroe y no simplemente héroe o en todo caso por qué no hay super villano? ¿Es una taxonomía moral, es el observador imparcial, podrá el observador convertirse en héroe y luego en superhéroe o en villano? ¿Lataré, qué será? ¿Serán los nombres de jugadores anteriores?
Se hace tarde, cada vez recuerdo menos lo que tenía que hacer después. Lo peor de todo es que no sé cuánto tiempo ha pasado ni cuál es la próxima misión. ¿Resetear?
o la destrucción de las formas inquebrantables. Sobre cómo tres muchachos decidieron poner un puesto de pop corn en la avenida y de cómo las monjas chinas les preguntaron dónde quedaba el jardín oscuro de Schöenberg, ellos al ver que las uniformadas en el hábito de nuestro Señor Jeremías Equisto no llevaban peniques ni chibilines, las mandaron al desvío sin percatarse que el camino que les señalaron con desidia las llevaría a través del tortuoso sendero de una felicidad infinita.
lunes, 27 de agosto de 2012
El actualizador de datos
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