sábado, 22 de diciembre de 2012

Fin del mundo


No sé por qué tanta exxaltación por el 21 de diciembre de 2012 si todo organismo viviente vivirá el fin del mundo tarde o temprano y de la forma más insospechada. Días como este deberían servir para recordar: hoy también estoy muriendo, está pasando un día, una hora, un minuto, un instante en el que estoy haciendo lo que siempre he deseado hacer y se está yendo para siempre, pues nunca más volverá. De esa forma, tal vez más gente se dé cuenta que siempre hacemos lo que nos da la gana con la pequeña parcela de xistencia que se nos ha otorgado y en la que lo mejor que podemos hacer es reconciliarnos con todo lo adverso hasta hacerlo complementario y común en el uno y sus infinitas distintas formas.

Satanás es solo una palabra antigua que significa enemigo. La única forma de derrotar al enemigo para siempre es reconciliándonos con él, perdonándolo y ayudándolo a ser mejor. Al principio el enemigo aparece afuera, luego dentro de uno mismo. Siempre habrá cosas que mejorar, pero peleando con amargura y odio no resolveremos nada. Absolutamente todo es una sola gran cosa que es la principal menos sospechosa de todas, flotando panza arriba en el océano junto a los infantes inmortales y los amigos de la santa muerte.

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