Los días me exceden. Su fricción me va pulverizando. El viento me hace volar en partículas sobre la ciudad, mezclándome con humos en distintas expediciones. Ayer nadie me reconoció. Hoy nadie ha dejado de insultarme. Y yo no puedo aterrizar con toda esta turbulencia. Además he cogido un resfrío que me tiene sudoroso todo el día. Quiero ser tragado por mi cama. Hoy saldré vestido con mis cortinas a la usanza clásica y cuando descubra qué es lo que me tiene en esta situación me la quitaré y correré desnudo por las calles gritando: ¡eureka!
Lo que no te logra exterminar por completo solo es parte del entrenamiento.
o la destrucción de las formas inquebrantables. Sobre cómo tres muchachos decidieron poner un puesto de pop corn en la avenida y de cómo las monjas chinas les preguntaron dónde quedaba el jardín oscuro de Schöenberg, ellos al ver que las uniformadas en el hábito de nuestro Señor Jeremías Equisto no llevaban peniques ni chibilines, las mandaron al desvío sin percatarse que el camino que les señalaron con desidia las llevaría a través del tortuoso sendero de una felicidad infinita.
1 comentario:
bueno, querido, yo dije eureka cuando encontre tu blog.
ha sido paja leerte
kisses
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