Es necesario que exista en el Perú una organización que promueva el uso de medios de transporte alternativos como la bicicleta o LAS PIERNAS que todavía no nos tienen que amputar por exceso de grasa.
Salgo a las calles, corro. Y me meto en calles sin detenerme. Voy pensando en las ganas que tengo de tener una bazooka, granadas, un bombardero, un tanque, algo con que destruir todas estas avenidas apestosas, llenas de GENTE. Una vieja me mira y se asusta y se abraza de su cartera y las ganas que tengo de tener un sable, una katana, un mazo con estrella, una botella rota; crecen porque quiero clavársela en la cara y seguir corriendo. Sigo corriendo. ¿Por qué ir por la vereda? Cuando tengo las pistas para correr como un desquiciado, en las que me puedo quitar la ropa si me da la gana. No me da la gana. Es invierno y hace frío. Pero de todas formas, por ratos me detengo a ver a la GENTE que está metida en los autos y golpeo sus ventanas. Se asustan de nuevo. Una mujer hermosa dentro de un carro es más hermosa por el simple hecho de parecer un pájaro de exhibición, un ave rara al que dan ganas de tirar guijarros o soplarle humo para ver como se muere de a pocos. Como nos MATAN de a pocos esos CARROS con su HUMO. La adrenalina me revienta en el cuerpo como un líquido rojo que burbujea como cola inglesa para que pueda seguir corriendo en el Centro entre toda esa basura. La próxima vez que venga lo voy a hacer con mascarilla o algo. O por La enferma Victoria llena de bolsas y putrefacción y GENTE en las calles. Porque una vez que empiezas a correr en un sitio de estos infestados de GENTE no puedes parar porque sientes que si te detienes te van a caer todos encima con sus miradas de mierda sedientas de explicaciones, miradas estúpidas, miradas criminales, adoloridas y asesinas, ojos de excremento de simio. Esto fue muy divertido. Luego de varias horas caigo en mi cama exhausto. La ropa mojada tirada en un rincón. Hoy he corrido.
o la destrucción de las formas inquebrantables. Sobre cómo tres muchachos decidieron poner un puesto de pop corn en la avenida y de cómo las monjas chinas les preguntaron dónde quedaba el jardín oscuro de Schöenberg, ellos al ver que las uniformadas en el hábito de nuestro Señor Jeremías Equisto no llevaban peniques ni chibilines, las mandaron al desvío sin percatarse que el camino que les señalaron con desidia las llevaría a través del tortuoso sendero de una felicidad infinita.
miércoles, 2 de agosto de 2006
¡NO A LOS AUTOS, KARAJO!
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4 comentarios:
Y, de seguro, te la has corrido también
Sí, de hecho es la historia de un tipo que se exita con la violencia y las mujeres encerradas en jaulas BMW.
yo una vez osé (así se escibre ese verbo cierto?)ser un intruso dentro de una fortaleza llena de simios con placa, fue divertido...
es divertido tomerles el pelo mientras creen ser dios...
esteee...
bueno ya figuré aquí también.
=)
Figuras que caminan psicodélicas entre la frivolidad, alcohol, sexo, mierda. El viento sopla calmo sobre la superificie metálica del mar, detrás de su máscara.
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