¿Y si, como dijo Lui, uno simplemente tuviese fe en la bondad de la gente? La gente es buena tal cual es y punto. ¿Para qué eliminarla? Algún día sabrán. Algún día verán. Algún día saltarán a nuestro lado. Algún día dejarán de golpearnos. Algún día sucederá todo esto. Lo que nunca pensé es que ese día había llegado ya. Lo queramos o no, todos estamos haciéndonos el amor a nuestro modo en este mundo. ¿Y ahora qué eh?
Nos queda una eternidad que disfrutar. Solo amen. Hagan lo que aman hacer, piensen lo que aman pensar, sean lo que aman ser, sientan lo que aman sentir. Vean que aman algo totalmente único e incomparable.
Estamos volando.
Creemos en la bondad de la gente. Lo he pensado después de ver moradas las estrellas en un cielo amarillo. Las galaxias colisionan por amor, se derrumban los castillos por amor, se plantan rosas por amor, se entra al silencio por amor, se grita de euforia por amor, se crece como una colonia de bakterias por amor, se abren las ventanas y se respira por amor, se cierran los ojos y se duerme por amor. Ellos tenían razón, todo esto está pasando por amor. Porque así quiere ser. Porque nada y ya, estamos yendo de un sitio a otro, como el viento que te ama.
En el futuro los seres humanos solo amarán, perdonarán y buscarán el conocimiento y todos los fines de semana serán de fiesta. Recordarán sus vidas pasadas y podrán programar sus vidas futuras. Como lo que podemos hacer con nuestros instantes en una vida, solo que será con nuestras vidas en nuestra existencia. Un solo señor gobernará el universo, un señor llamado “yo”, ese vacío, nulo, oscuro, silencioso, nihilista, nada, señor llamado “yo”, que nos ama y nos perdona para hacernos libres.
Cielo o infierno, lo que que sea ha comenzado ya. Lo mejor será llamarlo espejo.
o la destrucción de las formas inquebrantables. Sobre cómo tres muchachos decidieron poner un puesto de pop corn en la avenida y de cómo las monjas chinas les preguntaron dónde quedaba el jardín oscuro de Schöenberg, ellos al ver que las uniformadas en el hábito de nuestro Señor Jeremías Equisto no llevaban peniques ni chibilines, las mandaron al desvío sin percatarse que el camino que les señalaron con desidia las llevaría a través del tortuoso sendero de una felicidad infinita.
1 comentario:
Diria ni cielo, ni infierno. Ni dios, ni demonio, nada más que mdidas corectivas. Todo esta y es.
Saludos
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