o la destrucción de las formas inquebrantables. Sobre cómo tres muchachos decidieron poner un puesto de pop corn en la avenida y de cómo las monjas chinas les preguntaron dónde quedaba el jardín oscuro de Schöenberg, ellos al ver que las uniformadas en el hábito de nuestro Señor Jeremías Equisto no llevaban peniques ni chibilines, las mandaron al desvío sin percatarse que el camino que les señalaron con desidia las llevaría a través del tortuoso sendero de una felicidad infinita.
domingo, 26 de febrero de 2012
Despertares
Todos los domingos el viejito esquizofrénico que cuida la casa pone en la sala del primer piso, boleros en una radio nueva que un amigo suyo le trajo y le enseñó a usar hace un par de semanas, al mediodía cuando me despierto en mi habitación del tercer piso con náuseas, soledad y mil imágenes felinas y tiernas corriendo a mi alrededor con patitas de coneja blanca. La casa es tan silenciosa que hasta puedo cantar las canciones. Vi gente correr y no estabas tú. Me siento como esta misma casa, con olor a viejo y rancio vejestorio aburrido y amargado, como Bela Lugossi deseando arrancarle el tiempo a una joven arteria, mientras espero paranoico y triste a la muerte. Agonizando por un último día más encima de la cama sucia.
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3 comentarios:
El otoño vi llegar, al mar oí cantar y no estabas tú
Ahora ya sabes lo que se siente :P
"con patitas de coneja blanca"
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