veo tus ojos y tú mi rostro
me doy cuenta que somos un par de seres sin deseos que están tirados en este instante
así que de pronto recuerdo
que me habías pedido un abrazo
pongo cara de interés
y como los animales que no intentan
si no que simplemente lo hacen y en eso ponen en juego su vida
me abalanzo a abrazarte
aunque tú no abras los brazos o con un acto reflejo me empujes atrás
pongo mi hocico en tu cuello y lo beso aunque tú parezcas un pescado todo tieso que no sabe qué hacer fuera del agua
o la destrucción de las formas inquebrantables. Sobre cómo tres muchachos decidieron poner un puesto de pop corn en la avenida y de cómo las monjas chinas les preguntaron dónde quedaba el jardín oscuro de Schöenberg, ellos al ver que las uniformadas en el hábito de nuestro Señor Jeremías Equisto no llevaban peniques ni chibilines, las mandaron al desvío sin percatarse que el camino que les señalaron con desidia las llevaría a través del tortuoso sendero de una felicidad infinita.
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