la idea de lo inesperado es que suceda cuando menos te lo esperas, cuando más duele, cuando entra por sorpresa en nuestra cómoda esfera y revienta manchando las paredes de sangre.
Esperemos lo inesperado que viene a carcajadas, desde una broma borracha de quince años que no sabe cómo perder la virginidad hasta que el dueño del mundo presione el botón de abortar y nos tire envueltos en papel higiénico por el desagüe del water en una habitación de hotel.
Justamente lo inesperado había sido lo que había estado esperando todo este tiempo, qué agradable sorpresa veo a la muerte regresar a mí.
Salgo del infierno, de ese lugar en el que sabes que no existe un solo lugar en el universo donde te puedas sentir bien.
Abro los brazos, sonrío como ella, empuñando la guadaña.
Qué bueno es saber que todo lo que puedes saber en un determinado momento es falso. Que realmente ni yo ni nadie sabe nada con certeza. Que los pensamientos son útiles o no lo son. Mi mente en un balde con agua en el congelador bota burbujas.
¡ESPEREN LO INESPERADO!
o la destrucción de las formas inquebrantables. Sobre cómo tres muchachos decidieron poner un puesto de pop corn en la avenida y de cómo las monjas chinas les preguntaron dónde quedaba el jardín oscuro de Schöenberg, ellos al ver que las uniformadas en el hábito de nuestro Señor Jeremías Equisto no llevaban peniques ni chibilines, las mandaron al desvío sin percatarse que el camino que les señalaron con desidia las llevaría a través del tortuoso sendero de una felicidad infinita.
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