lunes, 31 de octubre de 2005

Manual para flotar

Creen que el mundo no puede dar mil giros en un instante. Pero aún no han visto nada. Ser adolescente es, de hecho, saber que cuando das una vuelta bailando con tu pareja y ves a todo el mundo; vuelves a verla y no es la misma. Es otra, nunca vuelves a ser el mismo. Ella corre hacia ti y te dice vuelve, pero ya te has ido.

Las primeras veces aseguras que nunca volverás y les dices a todos: “nunca, nunca voy a volver, los odio y odio el mundo que vivo con ustedes, que no existen. Los odio y no quiero volver a ver el mundo que ustedes ven, ni quiero hablar con las mismas palabras con las que hablan ni quiero ir a las mismas fiestas, porque me aburren.” Nunca te lo dicen, pero todos saben que eres un tío bien aburrido y un tímido y no les importa si eres uno de estos chicos que nunca maduran y siempre tienen esta sonrisa de idiota porque siguen siendo unos niños simples que no se complican con nada. Pero pasan las personas-años a tu alrededor y te vas complicando todo y te evades cuando el miedo que tienes a vivir como los demás es demasiado grande. No puedes más y deseas estar muerto todo el tiempo o irte a otro sitio, como si en tu huida vislumbrases a lo lejos una salida que es un retorno y una posibilidad de eternidad nostálgica de todo lo vivido. Deseas ser invisible y no tener un cuerpo que arrastrar por el mundo. Eres un horrible, en las fiestas siempre solo, en el mejor de los casos ebrio vomitando en el baño y asombrado por cómo has regresado a casa y dormido en tu cama. “Increíble”, dices luego: “cómo es de sabia la naturaleza que siempre retorno, aún cuando lo que deseo es quedarme muerto en una vereda y no seguir en esto”.

No hay nada que decir. Cuando me siento a escribir me pregunto: ¿qué es aquello que debería decirle a todo el mundo? Hoy he estado todo el día pensando en que tengo algo muy importante que decir. Pero llegado el momento del “decir” me olvido de todo, como si la mente de este sistema cobarde, que siempre trata de defenderse, saliera a relucir sus estandartes oscuros y su silencio confuso. Sin embargo es falso, ese algo que deben escuchar existe. Lo escucho siempre cuando estoy viajando solo a pie o en carro, llega a mis oídos más íntimos en forma de dulces y suaves voces que hablan del futuro en historias distorsionadas hechas de hilos que se tejen y se destejen y visiones que me muestran los paisajes más bellos.

Suenan lejanas y nocturnas. Me hablan cuando veo la luna. Viéndola llena, acariciando, flotando en las nubes moradas es más fácil escucharlas. Viajan en rayos de plata y caen entre mis ojos, me atraviesan el cráneo y hablan conmigo de una forma muy secreta y oscura. Hablar con ellos es casi como hablar conmigo mismo. Las historias que me cuentan son sueños. Soñarte es mi trabajo, extraño ser hecho de texto.

El mundo está construido de sueño y olor. Plaza Francia a las 6 de la mañana y todos tus amigos con la cabeza grasosa y las miradas perdidas, casi bizcos, sonriéndole a nadie con un índice levantado como si fuesen a decir algo, pero no dicen nada. Buscan una panadería donde sacar bajada y engullírsela sentados en una banca, esperando a que pase un carro en el que te metes con otros dos que toman la misma ruta y vomitan el tamal, los panes, el ron, el vino, la chela y toda la mierda que se metieron en la “fiesta”. Forman un río enfermo de coágulos de alcohol y comido que no llegó a convertirse en mierda . Nadie les dice nada, ni siquiera el cobrador. “Aquí todo el mundo hace su trabajo, usted cobre y déjenos pudrirnos.” Un sol y no les reclama porque ya está acostumbrado a ese tipo de espectáculos en descomposición. Arequipa, Arequipa, Wilson, sube sube, pisa. A veces te despiertas con golpes y manotazos torpes y oyes la voz de uno de tus amigos que te dice: “baja acá, ya llegaste a tu jato, tío”, y le dices: “no jodas” y te vuelves a quedar dormido. A veces ninguno se despierta y terminan en un sitio desértico. Compran más ron, cagándose de risa, sin pensar que están vivos y que algún día todo va a terminar y que mientras tanto hay muchas cosas que hacer, que hacen las personas comunes y corrientes. A veces te despiertas y te despides de tus amigos que están peores que tú y se dan las manos asquerosas y te preguntas “¿pero dónde van a quedar sin mí?”. Te quedas en la combi y duermes sabiendo que algún día se detendrán y estarán sobrios y podrán regresar a sus casas, almorzar, dormir y ser humanos “comunes y corrientes”. Mientras tanto continúan estas vacaciones de mitad de semana, de mitad de mes, de mitad de vida y que todo se vaya a la mierda y se acabe porque todavía tienes un troncho en un bolsillo y 5 lukas para comprar más trago en el otro.

Porque la chica más hermosa del mundo no piensa las cosas que te gustaría que piense. En ti, por ejemplo. Ni piensa que el mundo puede acabar en cualquier instante si tú y los vagabundos de tus amigos un día decidieran que ya nada vale la pena y se ataran todas las bombas del mundo y todas las que podrían hacer con el anarchist’s cookbook, y plum destruyeran esta civilización que odias.

Sabes que lo que estudias no sirve para nada, solo para satisfacer tu excéntrica curiosidad, esa sed insaciable. Que lo que te gusta hacer es mediocre y nadie lo aprecia: la música que improvisas, los cuentos que escribes. No se puede. Quiero destruirme por completo. No quiero existir aquí ni en otro lugar.

3 comentarios:

xxx dijo...

aqui estaba

xxx dijo...

yo tampoco quiero que existas.

:)

pac bag-'-_. dijo...

olvidaste decir que nunca sucediò lo que has narrado mas que en tu burbuja elàstica... sòlida pero elàstica... tambièn olvidaste decir que aquello sucediò en un plano muy abrupto... lleno de hoyos que no tienen un final.... tambien olvidaste decir que todo aquello es real e irreal.... si mierda tal como lo oyes a manera de voz en tu cabeza que jamàs habla mas que para hacerte sentir mal, REAL e IRREAL a la vez... y todas las razones e ideas que quieras que vomite para fundamentar esa firmaciòn no son mas que miedos estùpidos vestidos de una muralla ridìcula de coherencia limitante...

Bienaventurados los que creen (sin ver, sin leer, sin meterse un bate siquiera) por que de ellos sera el reino de los lunàticos...