Nos veremos en Aztlán, en Arcadia, en la nueva Thule.
La edad de oro se lleva en el cerebro.
Donde dos o más personas se junten a lanzar en mi nombre,
yo estaré entre ellos, aunque sea para fumar de la pava.
Extraído de: Los poemas que escribí ayer
o la destrucción de las formas inquebrantables. Sobre cómo tres muchachos decidieron poner un puesto de pop corn en la avenida y de cómo las monjas chinas les preguntaron dónde quedaba el jardín oscuro de Schöenberg, ellos al ver que las uniformadas en el hábito de nuestro Señor Jeremías Equisto no llevaban peniques ni chibilines, las mandaron al desvío sin percatarse que el camino que les señalaron con desidia las llevaría a través del tortuoso sendero de una felicidad infinita.
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