Lo único que tiene vida en el mundo es el fuego.
Es un espíritu naranja que solo necesita un poco de tierra seca y un soplido para estar ahí existiendo desesperado. En este fuego yo ardo y tú me inspiras, como un cigarro que se terminará apagando algún día, lastimosamente.
Aún así me olvidaste, me ahogaste en mares de leche y me escupiste. Tal vez si hubieses soplado un poco más habría saltado a otro cuerpo para seguir ardiendo.
Arder, quemar, arder como un endemoniado carbón que se niega a apagarse en medio del algodón.
“Dame tu oxígeno, sé mi viento, sopla fuerte”, lo pedí en silencio miles, millones de veces buscando un camino hacia tu aire, que nunca llegó.
Estoy rodeado de tierra seca, de cerebros que no piensan, de basura combustible, de un mundo plástico que pronto va a caer derretido. Pero sin tu oxígeno, yo para qué quiero seguir huyendo de la muerte si ya me ahogué en las aguas de tu olvido.
Estoy escuchando low y jesús and mary chain y no tengo ganas de volver a despertar sino hasta que los jets me hayan dejado frente a tu puerta en una cesta.
Hacía mucho que no me deprimía como hoy. Felizmente los días tristes también vuelven de vez en cuando. I’m happy when it rains.
o la destrucción de las formas inquebrantables. Sobre cómo tres muchachos decidieron poner un puesto de pop corn en la avenida y de cómo las monjas chinas les preguntaron dónde quedaba el jardín oscuro de Schöenberg, ellos al ver que las uniformadas en el hábito de nuestro Señor Jeremías Equisto no llevaban peniques ni chibilines, las mandaron al desvío sin percatarse que el camino que les señalaron con desidia las llevaría a través del tortuoso sendero de una felicidad infinita.
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1 comentario:
se que no deberia
pero no puedo evitarlo
. . .
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