domingo, 21 de octubre de 2007

¿Cuál es tu religión? No, yo soy peruano.

No hay prisa. No hay a dónde ir. La salida es solo una y no voy a ir a ella.
Las voces del desierto no dejan de hablar. El cielo babea desde allá.
Los árboles crecen suplicando no sabemos qué al sol. Mientras sus raíces
por lo bajo siguen buscando el agua oculta.

Las aves
vuelan
pero
si fuesen libres
no lo harían.

Libertad es sentarse a ver desde la montaña
cómo se inicia el universo
en el vuelo de una mosca,
en el viento sobre la superficie del agua,
en la oscuridad de la noche y en cada estrella.

El polvo nos deja sin aliento. Son los cuerpos anteriores al nuestro,
no te dejes caer, diciendo. Voces en el desierto, que nada entienden, que nada saben.
Voces que hablan solo de sí mismas, pero a veces también de quien las escucha. Y a veces de todo al mismo tiempo.

El tiempo se ha detenido. ¿Para qué seguir contando los días, las horas, las semanas? Si este año nuevo no va a terminar nunca. Miro en cada rostro el deseo de irse pronto, ¿es tan difícil entender este momento? ¿Es tan insoportable saber que esto es todo, que no hay más? ¿Por qué esperar lo que no existe, lo que no es real? Es tan difícil estar concentrado en ver lo que siempre se ha deseado ver, en pensar lo que siempre se ha deseado pensar, en sentir lo que siempre se ha deseado sentir y ser lo que se ha venido a ser.

agua hirviente
cae en la taza de té
humo asciende por el brazo

¿Estar dormido, estar despierto, hay alguna diferencia en la mente?
Es el mismo carro el que va en la calle y el que se estaciona.
Durante el censo me preguntaron mi religión.
Otras, respondí.
Siempre otras religiones,
siempre son otros mis dioses.

Siempre otro el que ingresa al templo.
Siempre otro el que escucha, otro el que habla.
Soy otro más, sí.