o la destrucción de las formas inquebrantables. Sobre cómo tres muchachos decidieron poner un puesto de pop corn en la avenida y de cómo las monjas chinas les preguntaron dónde quedaba el jardín oscuro de Schöenberg, ellos al ver que las uniformadas en el hábito de nuestro Señor Jeremías Equisto no llevaban peniques ni chibilines, las mandaron al desvío sin percatarse que el camino que les señalaron con desidia las llevaría a través del tortuoso sendero de una felicidad infinita.
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2 comentarios:
Grandioso su juego, su ula-ula para el encierro diafano, supongo el sabe ke lo observan y busca sobresalir entre los pocos mamiferos akuatikos de un modo poco comun,que alguien diga regresenlo a su kasa.
Tal vez.
Saludos hermano.
No creo que lo haga por seducción ni para causar conmiseración, sino solo por diversión. Ver algo que sonríe y se divierte es seductor. Imagino que el delfín debe estar diciendo: hagan lo que quieran y dejen de estarme viendo como wevones.
Por qué lo hará? Y si todos dejaran de trabajar, y si el sistema se fuese a la mierda y si los asesinos salieran a las calles a morir y la gente hiciera con su vida lo que realmente quiere hacer y si todo eso ya estuviese sucediendo pero es uno el que no se da cuenta y ese uno le contagia su apatía al resto.
Diversión, diversión, que vuelva pronto la diversión.
Me paro de cabeza, no sucede nada.
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