martes, 24 de octubre de 2006

Vivir como si fuese el último momento

La verdad y el amor
no existen.
Son mentiras
que se creen con pasión incendiaria.

Son los caminos que en la actualidad
nadie transita.
Son los caminos de
una felicidad interminable,
que no conducen a ninguna parte.
Mis caminos necesitan de cada átomo de amor, de cada huella,
para ser pavimentados.

No existen palabras para explicar por qué me gusta estar ahí.
Para saberlo
tendrías que meterte en mi cuerpo y sentir
cómo se siente
estar en el mejor lugar del uni-
verso.

Me siento aburrido.
Como pantallas de televisión en madrugada superponiéndose una tras otra.
Como si alcanzar la manzana en el árbol fuese imposible.
Como cuando me piden que espere y no me dicen hasta cuándo.
Como cuando es un domingo pequeño acurrucado en las sábanas
temeroso al lunes acechante.
Me deprimo.

The sun is shining
when it’s dark
and there are no other stars.

Pero un recuerdo rojo no puede ser apagado
ni por el soplido de vida tras vida solitaria,
porque arde eternamente.

Soy feliz
incluso solo y triste
cuando nada tiene significado
y sonríes sin que yo esté.
Soy feliz,
aún sin existir
soy feliz.

Tú lo incluyes todo
porque eres el universo entero
y yo no,
porque te amo,
porque soy feliz.

Soy feliz incluso cuando la música,
la más hermosa música que haya escuchado
no me hace sentir nada.

Tú ocupas el vacío que dejó Dios al morir,
haces que toda la poesía de Nietzsche sea patética, ridícula y sublime.
Eres la lupa que me inflama,
el terciopelo suave con el que secan mi cuerpo
de las aguas del Leteo,
el recuerdo que no voy olvidar.
El recuerdo que siempre quiero recordar:
mi fantasma.

Como Viracocha, el Dios mendigo, vagabundo y conquistador,
si no existiese el sol,
tú me harías inventar uno
para que podamos ver los mundos florecer y pudrirse.
Eres mi jardín salvaje, donde existo, vago y soy feliz,
mi palacio.

Tú haces que hable y hable
sin represiones, ebrio,
y haces que haga y haga
lo prohibido, lo imposible,
por ti las flores hablan
y las ballenas vuelan como nubes.
Tú haces que las cosas se repitan y se repitan
pero siendo diferentes como si ahora que has vuelto
todos hubiésemos descubierto el secreto nirvana,
el éxtasis místico.
Tú haces que experimente el agua, el aire,
esos eventos tan cotidianos,
como inventos miríficos, maravillosos,
de un Dios al que no le importamos,
un Dios que hace ya mucho se olvidó de nosotros
y de todo lo que pasa en nuestro mundo.

¡Pero tú volviste, tú sí volviste!
¡Qué bien!
Haces que yo recuerde que fui ese Dios
cuando ninguno de los dos existíamos y el universo era un
vacío solitario y triste.

Tengo sueño y hoy,
que monté bicicleta en la tarde,
no me he bañado.

Quiero salir, fumar un cigarro, encontrarme con alguien
en una calle, que le dé un sentido a mi vida gris.
Estoy desparramado en un sofá con la luz apagada.
No hay nada qué hacer.
Pero no quiero dormir.
No quiero nada.
Solo ir consumiendo los segundos,
uno tras otro,
hasta que vuelvas.

Tengo la sensación fría y azul,
de una ventana abierta
desde donde se mete el
viento
soplado
por la boca
de alguien
que no tiene
tiempo
que recordar,
¡oh,
como los niños!
(¡qué sorpresas
son los niños!)
porque lo han olvidado todo,
han quemado sus memorias,
esas enormes bibliotecas llenas de
detalles.

Solo siento el frío
y el azul.
Porque he abandonado la memoria
y la vida está soplándome la frente
para apagar esas velitas que arden
como heridas.
He salido a recuperar la inocencia
de la bestia
el niño
el loco
el saurio
el oscuro yo
pero otro,
pureza,
nada,
vacío
ni siquiera eso.

Pronto está el día en que seré nada
y no tendré nada que defender
nada que alimentar.
Y mi alma estará de vacaciones.
De vacaciones para mirar por las ventanas abiertas
para sentir cada uno de los colores y sonidos y temperaturas en la piel
para no distraerme con las cosas nimias que me vienen a contar
los que piensan que existo, que estoy aquí
y se engañan.

De vacaciones para ser un fantasma libre
de las máscaras y frivolidades que se hablan con todo el mundo
y que no tienen significado alguno.
De vacaciones para caminar bajo la sombra de los árboles que se arrullan
con el viento frío y azul
o de noche alejado de los ruidos que se venden en las esquinas
mostrando las piernas o seduciendo con lunares horribles al costado de los labios.

A veces cierro los ojos
y me voy.

De vacaciones para olvidarme que en el universo
hay una cosa que se llama tiempo
y que me deja siempre
al final
olvidándome,
abandonándome.

Y mi alma estará de vacaciones
y yo seré eterno aunque sea por una semana o dos.
Porque será verano e iré a la playa a sentir con fuerza
en la oscuridad de mi silencio
la sensación del frío mar y la arena caliente
entre la gente que no sabe que ya hemos llegado,
que están en el cielo,
que solo van a broncearse
habiéndose olvidado de todas las luchas que nos condujeron a este mundo.
Todas la sangre derramadas en los campos espaciales
Todas las lágrimas vertidas por sobrevivientes con cascos rotos y amores dejados atrás en las llamas de las naves
Todas las explosiones que han destruido cenizas de fotografías desperdigadas por atmósferas y alambradas
Todas las guerras que nos empujaron a cruzar las fronteras.

¿Cuánto falta para llegar al cielo?
No sé, tal vez solo abrir la ventana
Para sentir el frío y el azul.
¿Cuánto falta para llegar a la siguiente parada, el siguiente planeta, la próxima alma qué conquistar?
No sé, no sé, no sé.

Fue entonces que recordé
porque escuché
a las voces de los que nunca olvidaron,
aquello que una vez descubierto
es imposible de olvidar.
La respuesta que encierra la sabiduría más profunda
y que responde a todas las preguntas:

No lo sé.

El final es siempre nuestra pista de despegue.
El futuro siempre fue el principio.

Hoy entré al msn y vi un nick que decía:
“enamorado hasta los tuétanos! y más con el sol que salió hoy! tun tiriri ri run”
No intentes entender
no lo juzgues.
Solo siéntelo, escúchalo y relaja los nervios.
Sabrás lo que es estar de vacaciones y ser como un fantasma y sentir algo enorme,
Procura no caer de esa sensación,
quédate ahí por horas.
Busca los signos
que te devuelvan a esa corriente que fluye eternamente
pero de la que nos alejamos y a la que nos acercamos constantemente
para bien de nuestra perturbada mentalidad.

Escapa, sé tan rápido, como para llegar al punto en el que las palabras no sirven para nada.
No creas en mí
ni en mis palabras
todas ellas falsas
porque significan otras cosas.
Cree lo que quieras.
No me busques
si no a los pequeños signos,
los indicios, las señales,
que te conduzcan
al corazón del universo,
al espejo en el que podrás ver el vacío
al Dios que prometió volver
y hasta ahora no lo hace.

Tienes que dar un paso más para comprender
que nadie te está hablando
sino que eres tú mismo que está aquí aprendiendo
a caminar sobre una línea,
en un universo de soledad absoluta.

Él está sobre ti
guiando tus pasos
para que no te salgas,
como el lápiz de color
en la mano sin control
del niño.

Ella vuela sobre mi cabeza
cantando su triste canción,
que sobrecoge mi corazón
y me hace sentir solo
cual paloma golpeada
y acompañado por las pisadas
de una estampida de hormigas.
Ella juega conmigo.
Ella que es roja,
y nada tiene que ver con Dios, a veces y apenas con uno solo de sus gestos.
Ella que es todo lo que necesito para encarar a la muerte.

Cantan los pájaros.
Pronto como ellos
voy a estar de vacaciones
para siempre.
A todos les toca verlo regresar.
Todos alguna vez pasan por el cielo.
Todos alguna vez son felices.
Él vuelve pronto.

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