En los Estados Unidos el asalto al paradigma [científico] desde las trincheras de las “ciencias alternas” es ya tan antiguo como el siglo que marcha. Su primer abanderado fue el excéntrico Charles Hoy Fort (1874-1932) quien, desde 1919, publicó una serie de libros presentando “hechos malditos” recopilados en la prensa de todos los días y prácticamente de todo el planeta. Llamaba “hechos malditos” (haciendo el plinch podrás leer el libro de los condenados, ¡vamos condénate!) a la clase de hechos que no encajan en ninguna teoría científica. Entre los hechos que recopiló y dio a publicidad se encontraban lluvias de animales vivos de todas las especies; sapos vivos, tornillos y tuercas encontrados en el interior de rocas azoicas; huellas de pies humanos calzados y descalzos descubiertas en el interior de vetas mineras por primera vez excavadas; apariciones y desapariciones inexplicables en la tierra, el aire y el mar; espejismos aéreos de naves, ejércitos en marcha y ciudades de nubes; monedas romanas excavadas en tumbas precolombinas y otras cosas del género. A esta clase de hechos hoy los llaman “factoides”. La teoría que Charles Fort lanzaba como un desafío es que, al fin de cuentas, la Tierra podría simplemente ser una inmensa dehesa en la que los extraterrestres producen sus reservas de carne criando rebaños humanos. El tema conspirativo y la astronáutica antigua se adelantan medio siglo en su obra: “…y eso es algo que ha sido sabido en la tierra a unos pocos, tal vez por milenios. Una orden o un culto, cuyos miembros nos guían como ovejas madrinas. Una especie de esclavos superiores o supervisores que nos dirigen de acuerdo a las órdenes que reciben de alguna otra parte”.
Poco acogida esta clase de literatura durante su vida, en los años recientes se ha venido haciendo cada vez más popular y los prontuarios de lo bizarro y de lo extraño llenan ahora en las librerías los estantes de libros “sobre cosas ocultas”. Desde 1937 la Fortean Society viene publicando el Fortean Society Magazine que sigue produciendo catálogos de “hechos malditos”. El número de sociedades Charles Fort se multiplica de forma continua. Nuevos mitos como el del Triángulo de las Bermudas se desarrollan y difunden al amparo de estos lenguajes y prontuarios “antiparadigmáticos”.
El uso y abuso del lenguaje científico y técnico no impiden –por cierto– el rechazo a la ciencia “oficial”. La rebelión no es contra la razón y la ciencia en sí mismas sino, en nombre de una “otra razón” y “otra ciencia” posibles y en base a los “hechos malditos”, contra el paradigma científico actual y la imagen del mundo que ese paradigma refleja.
En la manoseada cuestión de los ovnis la “otra ciencia” sincretiza verdad y ficción en forma confusa como base de uno de los más elaborados mitos de la megaciudad. Es un mito que opera como una especie de imán atrayendo e integrando buena parte del folklore moderno.
Avistamientos y “contacto”, “…pueden ser reales, pero producto de nuestros sueños” observa el astrofísico Jacques Vallée. Es interesante, al respecto, la manera como el psicoanalista Karl Gustav Jung articula este asunto con el fin del milenio: “…mi conciencia profesional… me ordena cumplir con mi deber y preparar a las escasas personas que quieran escucharme para unos acontecimientos que han de venir y que concuerdan con el fin de una era. Como sabemos… hay síntomas de mutaciones psíquicas que siempre se presentan al final de un mes platónico y al comienzo de otro. Parece que se trata de cambios en la constelación de las dominantes psíquicas, de los arquetipos o, como les han llamado antiguamente, de los dioses, que traen consigo, o vienen acompañando transformaciones de larga duración de la psique colectiva. Estamos ahora acercándonos al gran cambio que puede suponerse que se producirá al entrar en la Era de Acuario” (sorry por el link sé ke es medio faltosón pero ya pes ke viva por siempre la faltosura ya si quieren algo más wikipedia al respecto de la ERA DE ACUARIO hazle el klink a las MAYÚSCULAS).
Texto y comentarios extraídos de mi lectura de FUENZALIDA, Fernando. Tierra baldía. Australis, Lima, 1995. Pp 83-86.
Acá hay una nota sobre Fuenzalida que salió en Caretas. Guarde ahí con el pop up de mierda, que el vínculo está en tripod. Acá la puedes leer en la página de Caretas sin pop up.
o la destrucción de las formas inquebrantables. Sobre cómo tres muchachos decidieron poner un puesto de pop corn en la avenida y de cómo las monjas chinas les preguntaron dónde quedaba el jardín oscuro de Schöenberg, ellos al ver que las uniformadas en el hábito de nuestro Señor Jeremías Equisto no llevaban peniques ni chibilines, las mandaron al desvío sin percatarse que el camino que les señalaron con desidia las llevaría a través del tortuoso sendero de una felicidad infinita.
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