miércoles, 7 de noviembre de 2007

Las decisiones de hoy

Tengo que leer La deshumanización del arte para la universidad. Pero me he quedado pegado viendo blogs y páginas escépticas y ateas. Luego fui a ver lo de Carl Sagan en wikipedia.

Me emocioné bastante, cuando finalmente entendí la idea de cuerpo sin órganos (creo es como la destrucción cerebral, mente en blanco, zen) de Deleuze, mientras en el baño (me he vuelto un vulgar eufemista, sí, ¡qué roche!) leía ese texto de Ortega y Gasset que dice así:

“La relación de nuestra mente con las cosas consiste en pensarlas, en formarse ideas de ellas. En rigor, no poseemos de lo real sino las ideas que de él hayamos logrado formarnos. Son como el belvedere desde el cual vemos el mundo. Decía muy bien Goethe que cada nuevo concepto es como un nuevo órgano que surgiese en nosotros. Con las ideas, pues, vemos las cosas, y en la actitud natural de la mente no nos damos cuenta de aquéllas, lo mismo que el ojo al mirar no se ve a sí mismo. Dicho de otro modo, pensar es el afán de captar mediante ideas la realidad; el movimiento espontáneo de la mente va de los conceptos al mundo”.

Me deprimí al ver a mi viejo escuchando rock sesentero en el youtube mientras jugaba solitario. Ya no tengo idea de cómo decirle que el google sirve para explorar. Porque a todo esto mi viejo no trabaja ni yo. Si alguien quiere darle empleo bienvenido sea. Y si hay empleo para mí también, mejor. Creo que la idea de que en el futuro todos vamos a ser una inmensa mente saliendo de un problemón puede tener su origen en las neuronas espejo. Recomiendo visitar este nuevo blog donde encontré este libro (La fábrica de la infelicidad nuevas formas de trabajo y movimiento global) que me quedé leyendo. Al final no hice el trabajo de Ortega y Gasset, creo que voy a jalar Literatura española de los siglos XIX y XX. Lo mismo me va a suceder con Poesía peruana contemporánea si no hago una monografía acerca de algún poeta peruano desde la generación del 50. Creo que voy a hacer algo de Heraud. Tengo una infinita flojera de hacer esas tonterías que los profesores quieren que haga.
Desde acá deseo con todo mi espíritu que la profesora Gisela Jorger que me enseña Literatura alemana y Literatura inglesa se recupere y vuelva a tener ganas intensas de vivir que es lo que la hará recuperarse.

No me gusta ir a la universidad, me deprime.
Me deprime salir de casa.
¿Cómo inyectar ganas, deseos, sed de vivir, de explorar, de buscar, de violar, de joder, de ir más allá, de simplemente mandar todo a la mierda y ver qué más hay, en los demás?
No lo sé.
He estado pensando en estos días colgar fragmentos del primer libro de la colección inédita que escribí y que le da título a este blog: Una felicidad interminable o la destrucción de las formas inquebrantables. Y también hacer un recuento de los libros que he escrito para no ser publicados más que de forma fragmentaria, pues eso es lo que son: manuscritos fragmentarios que solo yo entiendo o que solo yo entiendo de la forma como quiero entenderlo, que son mis órganos, pues en ellos está escrito todo lo que he pensado desde que comencé a escribir a los 18 o 17 años. Aunque algunos los haya prestado y otros regalado. Así que bueno, ¿qué tiene de malo querer ser el único que tiene el bisturí que terminará abriendo mi propio corazón?

Sí, lo tengo que hacer.


La imagen la saqué de este blog que dice "Internet es compartir".

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