Uno nunca sabe cuando volverá a suceder algo divertido,
cuando vendrá el chiste a salvarnos.
Él vuelve pronto.
Mantengan los corazones abiertos.
El señor está en todos lados
queriendo arrancarnos sin que nos demos cuenta
un cago de risa bárbaro.
o la destrucción de las formas inquebrantables. Sobre cómo tres muchachos decidieron poner un puesto de pop corn en la avenida y de cómo las monjas chinas les preguntaron dónde quedaba el jardín oscuro de Schöenberg, ellos al ver que las uniformadas en el hábito de nuestro Señor Jeremías Equisto no llevaban peniques ni chibilines, las mandaron al desvío sin percatarse que el camino que les señalaron con desidia las llevaría a través del tortuoso sendero de una felicidad infinita.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario