jueves, 9 de noviembre de 2006

Verte

Cuando te veo
las cosas cobran sentido
el caos y el absurdo se vuelven
solo caos y absurdo.
Y vuelvo a ver mi destino
y a reconocer las cosas importantes.

Cuando te veo, tengo a mi deseo
cara a cara y los caminos
que me conducen a tu mejilla
se dibujan como líneas rectas hacia el cielo.

Cuando te digo cosas
al oído eres la felicidad
al alcance de mis manos
y se me ocurre que Dios
es socialista
y que sigue pensando en mí,
que no lo merezco.
A todos alguna vez
nos toca ser tocados por ese Dios,
que nos subvenciona la fortuna.

Tu belleza abundante
que transmuto en riqueza
para que habitemos el primer cielo,
Cuzco, el tercer mundo interior;
nos salvará a los dos.

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