Cuando te veo
las cosas cobran sentido
el caos y el absurdo se vuelven
solo caos y absurdo.
Y vuelvo a ver mi destino
y a reconocer las cosas importantes.
Cuando te veo, tengo a mi deseo
cara a cara y los caminos
que me conducen a tu mejilla
se dibujan como líneas rectas hacia el cielo.
Cuando te digo cosas
al oído eres la felicidad
al alcance de mis manos
y se me ocurre que Dios
es socialista
y que sigue pensando en mí,
que no lo merezco.
A todos alguna vez
nos toca ser tocados por ese Dios,
que nos subvenciona la fortuna.
Tu belleza abundante
que transmuto en riqueza
para que habitemos el primer cielo,
Cuzco, el tercer mundo interior;
nos salvará a los dos.
o la destrucción de las formas inquebrantables. Sobre cómo tres muchachos decidieron poner un puesto de pop corn en la avenida y de cómo las monjas chinas les preguntaron dónde quedaba el jardín oscuro de Schöenberg, ellos al ver que las uniformadas en el hábito de nuestro Señor Jeremías Equisto no llevaban peniques ni chibilines, las mandaron al desvío sin percatarse que el camino que les señalaron con desidia las llevaría a través del tortuoso sendero de una felicidad infinita.
jueves, 9 de noviembre de 2006
Verte
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