no la encontré en la ladera de la montaña.
Grité desolado
y oí el eco.
Volví a gritar.
Volví a oír el eco.
MATHIESSEN, Peter. El río del Dragón de Nueve Cabezas. Mandala, Barcelona, 1999.
Yo tampoco entiendo nada. :-)
o la destrucción de las formas inquebrantables. Sobre cómo tres muchachos decidieron poner un puesto de pop corn en la avenida y de cómo las monjas chinas les preguntaron dónde quedaba el jardín oscuro de Schöenberg, ellos al ver que las uniformadas en el hábito de nuestro Señor Jeremías Equisto no llevaban peniques ni chibilines, las mandaron al desvío sin percatarse que el camino que les señalaron con desidia las llevaría a través del tortuoso sendero de una felicidad infinita.
2 comentarios:
jjaajajajaj
me gusta el texto de arriba, y tu selecci[on de autores, seguire leyendo.
Fui a la montaña con propositos de fumar.Me encontre con un grupo de gente trabajadora, lucian amables pero hermeticos.
Ellos convertian hojas en dinero y en vigilia con la ayuda del kerosene y el acido. Somos buenos amigos. Cocino coca todas las noches.
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