lunes, 19 de noviembre de 2007

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No sé aún
si podré suicidarme
una vez que llegue
a lo más alto de la montaña rusa.

Quizás
el rostro de Dios
me deje ciego
y
con ánimos de volver a casa.

La foto se la debo a este post sobre anteojos. El poema se me ocurrió al leer este otro poema sobre la vejez.

Además de estar buscando el mejor método de somaliberación (¿qué más puede hacer esta mente con toda esta materia?) he decidido poner google adsense a este blog para ver qué avisos le podrían poner y jugar a que aparezcan otros con cada post. Si los avisos no cambian los saco, igual no tengo tarjeta de crédito ni celular.